La Vida Cristiana Normal - Watchman Nee

PDF
CAPITULO 1 LA SANGRE DE CRISTO

NUESTRO DOBLE PROBLEMA - PECADOS Y PECADO Cuando al comienzo la luz divina penetra en mi corazón, mi único clamor es por perdón, porque reconozco que he cometido pecados a su vista; pero, una vez recibido el perdón de pecados, descubro algo nuevo, a saber, el pecado, y me doy cuenta que no sólo he cometido pecados delante de Dios sino que hay algo mal en mí. Hay EL REMEDIO DOBLE DE DIOS - LA SANGRE Y LA CRUZ La Sangre puede quitar, remitir mis pecados, pero queda el “viejo hombre”. Se necesita la Cruz para crucificarme a mí, el pecador. LA SANGRE Y EL ACCESO DEL CREYENTE Puede mostrar un mal entendido de la esfera en que la Sangre opera si oramos: “Señor, limpia mi corazón del pecado por tu Sangre”. El corazón, dice Dios, es engañoso más que todas las cosas, y perverso (Jer. 17:9), es excesivamente malo para poder ser limpiado, por tanto Dios hace algo mejor: nos da uno nuevo. “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros” (Ez. 36:26). No lavamos y planchamos ropa que estamos por tirar. Así, veremos que la carne es demasiado mala para ser limpiada; debe ser crucificada. Cuando yo me acerco a Dios, lo hago únicamente por medio de sus méritos y nunca en base a mis obras; nunca, por ejemplo, en base a que hoy haya sido más bondadoso o paciente que ayer, o porque haya hecho algo para el Señor esta mañana. Cada vez que me allego a El tengo que venir por medio de la Sangre. Una conciencia limpia nunca se basa sobre nuestro alcance espiritual; sólo puede basarse en la obra del Señor Jesús en el derramamiento de su Sangre. Pero, ¿cuál es, después de todo, la base de tu acercamiento a Dios? ¿vienes a Él estribando en la insegura base de tus emociones, sintiendo que hoy has logrado algo para Dios? ¿O te allegas a Él basado en algo mucho más firme, en el hecho de que la Sangre ha sido ya derramada y que Dios mira a esa Sangre y está satisfecho? Nosotros podemos ser débiles, pero el contemplar nuestra debilidad nunca nos hará fuertes. El andar compungidos y hacer penitencias no nos harán ni un poco más santos. No hay ayuda por ese lado. Por tanto, tengamos confianza cuando nos acercamos, en virtud de la Sangre. VENCIENDO AL ACUSADOR En la práctica ocurre que aceptamos muy fácilmente la acusación de Satanás, La razón está en que aún nos aferramos a la esperanza de tener alguna justicia propia en nosotros mismos. La base de esta esperanza está errada. Nuestra salvación se encuentra en poner la vista en el Señor Jesús y ver que la Sangre del Cordero ha afrontado toda la situación creada por nuestros pecados y la ha contestado. CAPITULO 2 LA CRUZ DE CRISTO

“EN ADÁN” Y “EN CRISTO” La enseñanza bíblica no es que somos pecadores porque cometemos pecados, sino que pecamos porque somos pecadores. Somos pecadores por naturaleza antes que por acción. Somos constituidos pecadores, no por los pecados que cometemos, sino por estar en Adán. Todos nosotros pecamos antes de nacer, porque estábamos “en Adán” cuando él pecó. LA MANERA DIVINA DE LIBRAR Cuando Cristo fue crucificado, nosotros también; y su crucifixión fue en el pasado y por lo tanto la nuestra; no puede ser futura.
(...)
Fuimos crucificados cuando lo fue Él, pues Dios nos puso en Él.
UNA NUEVA CREACIÓN Como el último Adán, Él es la suma total de la humanidad; como el segundo hombre, es la Cabeza de una nueva raza. Como el último Adán, reúne en sí mismo todo aquello que estaba en Adán; como el segundo hombre, habiendo por su Cruz quitado el primer hombre en quien el propósito de Dios fue defraudado, presenta otro hombre en quien aquel propósito es plenamente llevado a cabo. Morimos en Él como el último Adán; vivimos en Él como el segundo hombre. Nuestra antigua historia finaliza con la Cruz; nuestra nueva historia comienza con la resurrección. La vida cristiana es nada menos que la vida de Cristo. Es la propia vida de Cristo reproducida en nosotros. El concepto común de la santificación es que cada parte de nuestra vida debería ser santa; pero eso no es santidad -es el fruto de la santidad. La santidad es Cristo. Hay una sola 'vida cristiana' -y ésa es la vida de Cristo. Nunca se me exige imitar aquella Vida, pero sí, permitir a Cristo que viva en mí. “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Ga. 2:20). 3 REVELACION y EXPERIENCIA VERDADERA

EL PRIMER PASO: “SABIENDO ESTO... “ La vida cristiana normal debe comenzar con un “saber” muy definido; no meramente saber algo de la verdad, no meramente entender alguna doctrina, no un mero conocimiento intelectual, sino un despertar del corazón para ver lo que tenemos en Cristo. LA NECESIDAD DE ESTA REVELACION DIVINA Cuando Hudson Taylor entró en la vida cristiana normal, fue así. Había primeramente tratado de entrar en Cristo, pero se encontraba cayendo de esa posición. Cuando el Señor le mostró que ya estaba en Cristo, como el sarmiento en la vid, no procuró ya más de ganar entrada, sino que pudo alabar al Señor que estaba ya en Él. LA CRUZ TRATA DE LA CAUSA FUNDAMENTAL Nuestros pecados fueron producidos por nosotros. Nuestros pecados han sido tratados, pero ¿cómo se tratará con nosotros mismos? ¿Crees tú que el Señor quitaría todos nuestros pecados, y luego dejaría a nuestro cargo el eliminar la fábrica que produce el pecado? ¿Crees tú que Él eliminaría la mercadería, pero nos dejaría la tarea de tratar con la fuente de producción? No, Él ha eliminado la mercadería y también ha eliminado la fábrica productora. EL SEGUNDO PASO: CONTAR - “CONSIDERAOS MUERTOS” Notemos de nuevo lo que dice Romanos 6:6. El tiempo del verbo es muy preciso, porque es el tiempo “una vez por todas”. La cosa está hecha y no puede deshacerse. Nuestro viejo hombre ha sido crucificado una vez por todas, y no puede cancelarse tal crucifixión. Esto es lo que necesitamos saber. Dios no nos dice que nos contemos por muertos, para que por considerarnos muertos vengamos a serlo, sino porque estamos muertos. Él no nos hubiera dicho que contásemos algo que no era un hecho. Dios nos dice que nos demos por muertos, no para que así lleguemos a serlo, sino porque en verdad ya lo somos. El nunca nos dice que contemos con algo que no sea un hecho acabado. Romanos 6:6 precede a Romanos 6:11, no sólo en las Escrituras sino también en la experiencia cristiana. A menos que tengamos una revelación por el Espíritu Santo del hecho de nuestra muerte con Cristo, nuestro contar será mera obra muerta. a menos que conozcamos como un hecho acabado que somos muertos, todo esfuerzo por consideramos muertos no hará sino intensificar la lucha, y el resultado será una derrota segura. TENTACIÓN Y FRACASO - EL DESAFIO DE SATANÁS es preciso recordar que uno de los principales objetivos del Diablo es hacer que dudemos los hechos divinos (Compárese Gén. 3:4). El pecado, e1 viejo amo, está todavía por ahí, pero el esclavo que antes le servía, ha sido muerto y así, no se prestan más ni él ni sus miembros. Las expresiones 'libertado del pecado' y 'muerto al pecado' en Romanos 6:7 y 11 implican el sustraerse, el liberarse de un poder que todavía está muy presente y que es muy real -no un librarse de algo que ya no existe. El pecado está siempre presente, pero nosotros, cada día vamos conociendo en mayor grado lo que es ser librado de su poder. Si no creemos las verdades de la Cruz, éstas siguen siendo tan reales como siempre, sólo que no tienen valor para nosotros. La fe no las hace reales a estas cosas -ya lo son- pero la fe las hace reales en nuestra experiencia. Si apelamos a lo que sentimos para descubrir la verdad, encontramos que las mentiras de Satanás concuerdan con nuestra experiencia; pero si nos rehusamos a creer toda cosa que contradice la Palabra de Dios y tomamos nuestra posición en ésta solamente, encontraremos que las mentiras de Satanás empiezan a desaparecer y que nuestra experienecia, progresivamente, vendrá a concordar con la Palabra de Dios. Hay una ilustración según la cual la Verdad, la Fe y la Experiencia andaban por lo alto de una pared. La Verdad seguía adelante con firmeza, sin volverse ni a la derecha ni a la izquierda; y nunca mirando para atrás. La Fe seguía y todo andaba bien mientras tenía los ojos enfocados en la Verdad. Pero tan pronto como se preocupaba por la Experiencia y volvía para ver cómo seguía ella, perdiendo su equilibrio, cayó de la pared, y la pobre vieja Experiencia cayó con ella. Toda tentación es, en primer lugar, la de mirar adentro, quitar nuestra mirada del Señor y tomar en cuenta las apariencias. 4 LA CRUZ - LA CRESTA DIVISORIA

DOS CREACIONES

LIBERACIÓN DE LA VIEJA VIDA Tú puedes ser un buen hombre en la antigua creación, pero mientras pertenezcas a ella estás bajo pena de muerte, porque nada de la antigua creación puede pasar a la nueva. En Ro. 6:4, Pablo explica que el bautismo significa la sepultura. El bautismo se relaciona tanto con la muerte como con la resurrección; pero en sí mismo no es ni muerte ni resurrección, es sepultura, pero ¿para quién es la sepultura? Sólo para los muertos. Así que si yo pido el bautismo, me proclamo a mi mismo muerto y sólo apto para la tumba. RESURRECCIÓN PARA NOVEDAD DE V1DA ¿Cómo puede un árbol llevar fruto de otro? ¿Cómo puede un árbol viejo cargar fruto nuevo, y un árbol pobre cargar fruto bueno? Por el injerto. Entonces, si un hombre puede injertar una rama de un árbol en otro, ¿no podrá Dios injertar la vida de su Hijo en nosotros? Dios lo ha hecho todo: hay una sola vida fructífera en el mundo, y ésa ha sido injertada en millones de otras vidas. A esto lo llamamos 'el nuevo nacimiento': es la recepción de una vida que no poseí antes. No es que mi vida haya sido cambiada en ninguna manera; es otra vida completamente nueva y completamente divina, que ha venido a ser mi vida. EL 'CONTAR' DE FE ¿Qué es la fe? La fe es mi aceptación del hecho de Dios. La fe siempre se relaciona a lo pasa- do; cualquier cosa que se relaciona con el futuro no es fe, es esperanza. [Ver Marcos 11:24] Aquellos que dicen “Dios puede hacerlo” o “Dios lo hiciera” o “Dios debe hacerlo” o aun “Dios lo hará”, no ejercen necesariamente la fe. La fe siempre dice: “Dios lo ha hecho”. La tentación puede venir y Satanás puede tratar de probar que no estoy muerto pero, una vez que yo vea que estoy crucificado con Cristo, puedo reírme en la hora de la tentación. 5 LA VERDADERA NATURALEZA DE LA CONSAGRACION

EL PUNTO DONDE SE PRESENTA LA CONSAGRACIÓN Sin pasar por la muerte, no tengo nada para consagrar, y no hay nadaque Dios pue-de aceptar, porque Él ha condenado todo lo que es de la antigua creación en la Cruz. El presentarme a Dios sencillamente significa que yo considero mi vida entera como perteneciente al Señor. EL TERCER PASO: “PRESENTAOS... “ ¿Cuántos de nosotros tenemos un tan fuerte sentido de que pertenecemos a Otro, que nonos atrevemos a malgastar un centavo de nuestro dinero o una hora de nuestro tiempo, o cualquiera de nuestras facultades mentales o Físicas! Ninguno puede realmente experimentar la vida cristiana normal sin ceder todo al Señor. SEPARADOS AL SEÑOR - EL DERECHO DEL SEÑOR A LOS SUYOS ¿Qué es la santidad? Muchos piensan que venimos a ser santos por la erradicación de alguna cosa mala interior. No, cualquier cosa puede llegar a ser santa por ser apartada para Dios. Debe venir un día en mi vida cuando paso de mis manos a las de Él, y desde ese día en adelante pertenezco a Él y ya no más a mi mismo. Eso no quiere decir que me consagro a ser un predicador o misionero. Entonces¿a qué somos consagrados? No a la obra cristiana, sino a la voluntad de Dios; para ser y para hacer cualquier cosa que Él quiera. David tuvo muchos hombres valientes, de los cuales algunos fueron generales, y otros porteros, según la tarea que les asignara el rey. Debemos estar dispuestos a ser generales o porteros según como Dios desea, y no a nuestro antojo. No hay nada más trágico que llegar al fin de la vida y encontrar que hemos estado en una senda equivocada. Tenemos sólo una vida para vivir aquí en la tierra, y podemos hacer lo que queremos con ella: pero si buscamos nuestro propio placer, nuestra vida jamás glorificará a Dios. ¿Deseas tú algo aparte de Dios o se centralizatodo tu deseo en su voluntad? ¿.Puedes verdaderamente decir que la voluntad de Dios es “buenay agradable y perfecta” para ti? (Ro. 12:2). SIERVO O ESCLAVO Es siempre cosa fácil salir de su voluntad, pero bendita cosa entregamos completamente a Él y permitirle lograr su propósito con nosotros. LA REALIDAD DEL PUNTO EN DISPUTA Cuando el muchacho de Galilea trajo su pan al Señor, ¿quéhizo el Señor con ese pan? Lo rompió. Dios siempre rompe lo que le es ofrecido. Él rompe lo que recibe, pero, después de romperlo, lo bendice y lo usa para suplir las necesidades de otros. Después de presentarse al Señor, El empieza a romper lo que le fue ofrecido. Todo parece ir mal, y protestas y criticas el proceder divino. Pero quedarse allí es ser nada más que una vasija rota; de ningún bien para el mundo, porque te has ido demasiado lejos para que elmundo te utilice, y de ninguna utilidad para Dios, porque no has adelantado suficientemente para que Él te utilice. Estás mal ajustado con el mundo y tienes una controversia con Dios. Esta es la tragedia de muchos cristianos. La vida cristiana normal comienza con una crisis cuando veo que soy del Señor y de ahí en adelante ya no me cuento como mío propio sino que entoda cosa reconozco su derecho y autoridad. No me consagro yo para ser un misionero, me consagro a cumplir la voluntad de Dios, hacer su voluntad en la escuela, en la oficina o en el hogar, contando cualquier cosa que Él determine para mí, ser el sumo bien, porque nada sino bien puede venir a aquellos que son enteramente de Él. 6 EL SIGNIFICADO Y VALOR DE ROMANOS 7

EL SIGNIFICADO Y EL PROPÓSITO DE LA LEY La gracia significa que Dios hace algo a mi favor; la ley significa que yo hago algo para Él. Ahora, si la ley significa que Dios demanda algo de mí, la liberación de la ley quiere decir entonces que Él ya no lo demanda de mí, sino que Él mismo lo provee. La ley implica que Dios me requiere que haga algo para Él; la liberación de la ley implica que Él me exime de hacer cosa alguna para Él, y que en gracia Él mismo lo hace en mí.  Cuando un hombre ve que es libertado de la ley, entonces proclama: “Yo no trataré de hacer cosa alguna para Dios”. ¡Qué doctrina! ¡Qué formidable herejía! Pero b. liberación de la ley significa justamente esto, que yo cese de tratar de agradar a Dios (esto es en la carne). Dios sabe quién soy. Él sabe que desde la cabeza hasta los pies estoy lleno de pecado. Él sabe que soy la debilidad encarnada, que nada puedo hacer. El problema es que yo ignoro esto. Admito que todos los hombres son pecadores y por consiguiente soy pecador; pero me imagino que no soy tan pecador, sin esperanza, como algunos. Dios debe traemos al lugar donde veamos que somos completamente débiles e incapaces.  Cuanto más tratamos de guardar la ley, tanto más se manifiesta nuestra debilidad, hasta que se demuestra claramente que somos tan débiles que, en nosotros mismos, no nos queda esperanza alguna. Dios lo sabía antes pero no nosotros, y así Dios tuvo que traernos por expe- riencias dolorosas al reconocimiento del hecho. Necesitamos que nos sea demostrado, más allá de toda discusión, que somos tan débiles. Es por eso que Dios nos dio la ley. ¡Ay! somos tan vanidosos, nos conceptuamos tan fuertes, que Dios tiene que darnos algo para probar cuán débiles somos. Al fin lo vimos y confesamos: “Soy un pecador ciento por ciento, y no puedo hacer nada para agradar a Dios”. CRISTO, EN NOSOTROS, EL FIN DE LA LEY Cuanto antes abandonemos la prueba tanto mejor, porque si ocupamos el terreno entonces no queda lugar para e1 Espíritu Santo. Pero si decimos “No lo haré, confiaré en Ti para hacerlo en mí”, entonces hallaremos que una fuerza más poderosa que nosotros nos lleva adelante. Las exigencias de Dios no han cambiado, pero no somos nosotros los que podemos cumplidas. Alabado sea Dios, Él es el Legislador sobre el trono, y Él es el guardador de la ley en mi corazón. Él que dio la ley, Él mismo la guarda. Él hace las demandas, pero Él mismo las cumple.  Mientras que tratamos de hacer algo, Dios no puede hacer nada. Es por causa de nuestros esfuerzos, que fracasamos, y fracasamos, y fracasamos. Dios quiere demostrarnos que no podemos hacer nada, y hasta que eso no sea plenamente reconocido, nuestros desalientos y desilusiones no cesarán. Un hermano que estaba tratando de luchar para ganar la victoria, me dijo: “No sé por qué soy tan débil”. “Lo que pasa a usted”, le dije, “es que es débil para no hacer la voluntad de Dios, pero no es suficiente débil para mantenerse del todo fuera de las cosas. Aún no es bastante débil; pero cuando está reducido a la absoluta incapacidad y persuadido de que no puede hacer nada, entonces Dios hará todo”. UNA ILUSTRACIÓN AL CASO En cierto tiempo estaba parando en determinado lugar con unos veinte hermanos más. Había inadecuada provisión para bañarnos en el lugar donde estábamos, así que íbamos para tomar una zambullida diaria en el río. En una ocasión un hermano sintió calambres en una pierna y estaba hundiéndose: así que llamé la atención de otro hermano, que era un experto nadador, para que acudiera a su rescate, Pero no hizo movimiento alguno. Desesperado, grité: “¿No se da cuenta que el hermano se está ahogando?” Y los otros hermanos, tan agitados como yo, también gritaron vigorosamente. Pero nuestro buen nadador continuó en su inactividad. Con calma y serenidad, se quedó donde estaba. Mientras tanto la voz del pobre hermano que se ahogaba era más apagada, y sus esfuerzos, más débiles. En mi corazón dije: “¡Odio a aquel hombre! ¡Pensar que él dejara ahogar a un hermano ante sus propios ojos sin acudir a su rescate!”

Pero, cuando el hombre estaba ya hundiéndose, con algunas rápidas brazadas, el nadador se puso a su lado, y pronto ambos estaban en tierra. Cuando me vino una oportunidad, expresé mis opiniones. “Nunca he visto a cristiano alguno que amara su vida tanto como usted”, dije yo. “Piense de la angustia que habría ahorrado a ese hermano si usted se hubiera considerado a usted mismo menos y a él un poco más”. Pero el nadador conocía la cosa mejor que yo. Dijo: “Si hubiera acudido antes, me habría agarrado tan fuertemente que ambos nos hubiéramos hundido. Un hombre que se está ahogando no puede ser salvado hasta que está absolutamente exhausto y cesa de hacer el menor esfuerzo para salvarse”.
“GRACIAS A DIOS” La muerte significa total debilidad, débil hasta tal grado que no podrá ser peor. Que yo tenga un cuerpo de muerte en relación con la voluntad de Dios significa que soy tan débil con relación a servir a Dios, tan completamente débil, que soy reducido a un grado de lamentable desamparo. “Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte'?”, clamó Pablo (Ro. 7:24). ¿Has desesperado de ti mismo o todavía esperas que si leyeras u oraras más serás mejor cristiano? El leer y el orar no son cosas equivocadas, pero la equivocación es confiar en ellos para la victoria. Nuestra confianza debe estar en Cristo sólo. ¿Cómo obtuvimos el perdón de los pecados'? ¿Fue por la lectura, la oración, las caridades, etc.? No, miramos a la Cruz, confiando en lo que el Señor había hecho, y la liberación del pecado opera exactamente sobre el mismo principio que el perdón de pecados. En el asunto del perdón miramos a Él sobre la Cruz: en el asunto de la liberación miramos a Él en nosotros. Acerca del perdón dependemos de aquello que Él ha hecho:en relación a la liberación dependemos de lo que Él hará en nosotros. Pero en relación tanto al perdón como a la liberación, nuestra dependencia será de Él sólo. Él es quien hace todo. Después de la salvación, la vieja costumbre de hacer algo se afirma de nuevo y comenzamos otra vez nuestros esfuerzos propios. Entonces la Palabra de Dios se oye de nuevo: “Consumado es”. Él ha hecho todo en la Cruz para mi perdón y va a hacer todo en mí para mi liberación. En ambos casos, Él es el Hacedor. “Dios es el que en vosotros produce el querer como el hacer” (Fil. 2: 13). 7 ANDANDO EN EL ESPÍRITU
POSICIÓN Y EXPERlENCIA Creemos que hasta estar “en Cristo”, pero debemos también andar “en el Espíritu” (Ro. 8:9). He aquí uno de los más importantes puntos de la vida cristiana. Aunque de hecho estoy en Cristo, con todo si viviera en la carne, es decir en mi propio poder, entones experimentaré lo que está “en Adán”. Si quiero experimentar todo lo que está en Cristo, entonces debo aprender a andar “en el Espíritu”. Vivir en la carne significa sencillamente que tratamos de hacer algo en nuestra propia energía natural. Esto es vivir por la fuerza que emana de la vieja fuente natural de vida que heredé de Adán, Es un hecho histórico que en Cristo mi viejo hombre fue crucificado, y es un hecho que actualmente soy bendecido “con toda bendición espiritual en los lugares celestiales” (Ef. 1:3), pero si no vivo en el Espíritu, entonces mi vida puede ser una contradicción del hecho de que estoy “en Cristo”, porque lo que es verdad para mí como estando en El, no se manifiesta en mí. Vivir en el Espíritu significa que yo confío que el Espíritu Santo hará en mí lo que yo no puedo hacer. Esta vida es totalmente diferente de la que yo naturalmente viviría por mí mismo. Cada vez que me encuentro frente a una nueva demanda del Señor, le miro para que El haga en mí lo que requiere de mí. No es un caso de probar sino simplemente de confiar: no de luchar sino de descansar en El. Cuando el Espíritu Santo controla las cosas, no hay necesidad de esfuerzo por nuestra parte. No es un caso de decidiros a resistir y luego pensar que os habéis controlado maravillosamente y habéis alcanzado una gloriosa victoria. No, donde hay verda-dera victoria, no hay esfuerzo humano. El Señor nos lleva adelante. Asimismo las tentaciones de Satanás no son, en primer lugar, el conducimos a hacer algo particularmente pecaminoso, sino meramente hacer que procedamos en nuestra propia energía, y en el momento mismo en que damos el primer paso para hacer algo nosotros, él ya ha ganado una victoria. Mientras no nos movamos de nuestro escondite en Cristo, mientras no pasemos al reinado de la carne, entonces él no nos puede vencer. Nuestra victoria reside en escondernos en Cristo, y en confiar en sencillez que su Santo Espíritu vencerá en nosotros las concupiscencias carnales con sus propios nuevos deseos. Cristo crucificado, resucitado y glorificado, es la base de nuestra salvación: Cristo en nosotros por el Espíritu es el poder de nuestra salvación. CRISTO NUESTRA VIDA Pensamos en la vida cristiana como una “vida transformada” pero en realidad no es así. Dios nos ofrece una “vida canjeada”, una “vida sustituida”, y Cristo es el Sustituto en nosotros. “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. No es algo que tenemos que producir nosotros. Es la vida de Cristo mismo reproducida en nosotros. ¿Cuántos cristianos creen en la “reproducción” en este sentido, como algo más que la regeneración? Regeneración quiere decir que la vida de Cristo es plantada en nosotros por el Espíritu Santo; eso es el nuevo nacimiento. “Reproducción” es algo más: quiere decir que la vida nueva crece y se manifiesta progresivamente en nosotros hasta que la misma imagen de Cristo empieza a ser reproducida en nuestras vidas, Eso es lo que Pablo quería decir cuando dijo a los Gálatas: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gá. 4:19). Dios no nos dará humildad o paciencia o santidad o amor como distintos dones de su gracia. El no es un comerciante que dispensa su gracia en paquetes, dando un poco de paciencia a los impacientes, un poco de amor a los que no aman, un poco de mansedumbre a los altivos, en cantidades que tomamos y usamos como si fuesen un capital. Él nos ha dado un solo don para satisfacer toda nuestra necesidad: su Hijo Jesucristo. A medida que confiamos en Él para que viva su vida en nosotros, Él será en nosotros humilde, paciente, amoroso y todo lo demás que nos haga falta. Recordemos lo que se nos dice en 1 Corintios 1:30: “Cristo Jesús... nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”. El concepto general de la santificación es que cada parte de la vida sea santa; pero esto no es santidad, sino el fruto de la santidad. La santidad es Cristo. Es el Señor Jesús que nos ha sido hecho santidad. Dios nos ha dado su Espíritu Santo, y cuando necesitamos amor, el fruto del Espíritu es amor, cuando necesitamos gozo, el fruto del Espíritu es gozo. Siempre es así. No importa cuál es nuestra deficiencia personal, o nuestras muchas deficiencias, Dios siempre tiene una respuesta suficiente: su Hijo Jesucristo, y Él es la respuesta para cada necesidad humana. EL CUARTO PASO: ANDAR “CONFORME AL ESPÍRITU” El amor de Dios es la fuente de toda bendición espiritual, la gracia de nuestro Señor Jesucristo ha hecho posible que aquella riqueza espiritual venga a ser nuestra, y la comunión del Espíritu Santo es el medio por el cual nos es impartida. El amor es algo escondido en el corazón del Padre, la gracia es aquel amor expresado en el Hijo, y por la comunión se imparte aquella gracia por el Espíritu. Lo que el Padre ha ideado a favor nuestro, el Hijo ha llevado a cabo, y ahora el Espíritu nos lo comunica. Así que, cuando vemos algo nuevo que el Señor nos ha procurado en su Cruz, no tratemos de apropiado por nuestros esfuerzos propios, sino en una actitud de continua sujeción y obediencia, miremos al Espíritu para impartírnoslo; porque nuestro Señor ha mandado su Espíritu con este mismo propósito, para que Él nos comunique todo lo que es nuestro en el Señor Jesús. 8 EL ETERNO PROPÓSITO DE DIOS En Romanos 3:23 leemos “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. El propósito de Dios fue “la gloria”, pero el pecado desbarató su propósito haciendo que el hombre no alcanzara su gloria. Cuando pensamos en la cuestión del pecado, instintivamente pensamos en el juicio que trae aparejado, invariablemente asociamos el pecado con la condenación e infierno. El pensamiento del hombre es siempre del castigo que le vendrá si peca. Pero el pensamiento de Dios es siempre de la gloria que perderá si peca. El resultado de pecado es que perdemos la gloria de Dios: el resultado de la redención es que somos habilitados para la gloria. “EL PRIMOGÉNITO ENTRE MUCHOS HERMANOS” Una oveja se pierde; ¿quién sufre la pérdida? El pastor. Se pierde una moneda; ¿quién pierde? La mujer. Un hijo se pierde, ¿quién pierde? El padre. He aquí la enseñanza de Lucas, capítulo 15. El Señor Jesús era el Unigénito Hijo pero el Padre leenvió a fin de que el Unigénito también sea el Primogénito, que el Hijo Amado tenga muchos hermanos. He aquí la historia de la Encarnación y de la Cruz; el propósito de Dios cumplido, a saber, en “llevar muchos hijos a la gloria” (He. 2:10). Dios no desea que sus hijos vivan en un galpón, un garaje o un campo. Él desea que estén en su casa, que participen de su gloria. EL GRANO DE TRIGO En el universo entero Dios tenía un solo grano de trigo; Él no tenía un segundo grano. Dios puso aquel Único grano de trigo en el suelo y murió,pero de ese único grano han brotado muchos. Los capítulos 1 y 20 del Evangelio según Juan son muy preciosos. En el comienzo de su Evangelio nos relata que Jesús era el “Unigénito del Padre”, y al fin nos relata cómo, después que el Señor murió y resucitó, El dijo: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre” (]n. 20:17). Hasta ahí en este Evangelio, el Señor había hablado de “mi Padre”, pero ahora que ha muerto y resucitado, dice: “Mi Padre y vuestro Padre”. ¿Por qué? Porque por su muerte y resurrección muchos hermanos han sido traídos dentro de la familia de Dios, y así en el mismo versículo utiliza este mismo nombre para ellos: “Mis hermanos”.Así también leemos en Hebreos 2:11: “No se avergüenza de llamarlos hermanos”. LA ELECCION QUE TUVO QUE HACER ADÁN Dios puso dos árboles en el huerto para que Adán ejerciese una elección independiente: podía elegir el árbol de vida, o podía elegir el árbol de ciencia del bien y del mal. El “árbol de vida” es Dios mismo, porque Dios es vida. Él es la más alta forma de existencia, y Él es también la fuente y la meta de la vida. Y la fruta “¿qué es? Es el Señor Jesús. Si Adán tomara del árbol de vida, participaría de la vida de Dios v así venir a ser un hijo de Dios en el sentido de tener en é1 una vida derivada de Dios. Con eso se tendría vida de Dios en unión con el hombre: una raza de hombres con la vida de Dios en ellos y viviendo en constante dependencia de Dios para aquella existencia. Si, por el contrario, Adán tomara del fruto del árbol de ciencia del bien y del mal, entonces desarrollaría su propia humanidad en maneras naturales aparte de Dios, alcanzando una cima de realización como un ser suficiente en sí; tendría el poder en sí mismo de formar juicios independientes, pero no tendría vida de Dios. LA ELECCIÓN DE ADÁN FUE LA RAZÓN DE LA CRUZ Dios no tiene intención de reformar nuestra vida. No es su pensamiento traerla a cierto grado de perfección, porque está sobre un plano totalmente errado. En ese plano no puede ahora llevar el hombre a la gloria; Él insiste en un nuevo hombre; uno nacido de nuevo, nacido de Dios. EL QUE TIENE AL HIJO TIENE LA VIDA
LO QUE SIGNIFICA ESTAR “EN CRISTO” Lo que hoy poseemos en Cristo es más que lo que tenía Adán. Adán fue sólo un hombre desarrollándose a sí mismo, y nunca poseyó la vida de Dios. Pero nosotros que recibimos al Hijo de Dios, no sólo recibimos perdón de pecados; recibimos la vida divina representada por el árbol de vida. Así que por el nuevo nacimiento tenemos algo que nunca tuvo Adán: poseemos lo que él perdió. La necesidad divina de la Cruz es porque nada perteneciente a Adán sirve para la gloria: nada perteneciente a la vieja creación puede entrar en la nueva. La Cruz debe cortar profundamente, separando todo lo que pertenece a la vieja vida, y la resurrección debe reunir todo lo necesario para la nueva vida. Podemos vivir una vida de perfecta santidad, porque no es nuestra propia vida que ha sido cambiada, sino que nos es impartida la misma vida de Dios. Este es el precioso “don de Dios” (Ro. 6:23). La redención nos ha dado mucho más que jamás tuviera Adán. Nos ha hecho participantes de la misma vida de Dios. La vida cristiana no es vivir una vida parecida a la de Cristo, o tratar de ser parecido a Cristo, ni tampoco es Cristo dándonos el poder de vivir una vida parecida a la de El. Es Cristo Mismo viviendo su propia vida en nosotros: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20) -”Cristo en vos-otros, la esperanza de GLORIA” (Col. 1:27). 9 UN CUERPO EN CRISTO
EL AMOR DE CRISTO Luego también debemos notar que Eva no fue creada como un ser aparte, por medio de otra creación paralela a la de Adán. Adán durmió, y Eva fue creada de Adán. Así procede Dios con la Iglesia. El “segundo hombre” de Dios se ha despertado de su sueño y su Iglesia es creada en Él y de Él, para recibir su vida de Él y manifestar aquella vida de resurrección. “EN SACRIFICIO VIVO” Podríamos resumir estos capítulos sencillamente de esta manera: Nuestros pecados son perdonados (cp. 5), somos muertos con Cristo (cp. 6), por naturaleza somos completamente impotentes (cp. 7), por lo tanto confiamos en el Espíritu que mora en nosotros (cp. 8). Después de esto, y como consecuencia, “somos un cuerpo en Cristo” (cp. 12). El instrumento por el cual el Señor Jesús puede revelarse a esta generación no es el individuo sino el cuerpo. Dios repartió a cada uno una medida de fe (12:3), pero por separado cada miembro nunca puede cumplir el propósito de Dios. Se necesita un cuerpo entero para llegar a ser “un varón perfecto, a la medida de la esta tura de la plenitud de Cristo” y manifestar su gloria. Demasiado común es la actitud en cuanto a las cosas de Dios de que “Sé lo que sé, y lo que no sé, no sé y bien puedo prescindir de ello”. Pero en Cristo las cosas que no sabemos nosotros, otros las saben, y podemos saberlas y llegar a disfrutadas por medio de ellos. Solo no puedo servir al Señor eficazmente, y Él hará todo lo posible para enseñarme esto. Hará fracasar las cosas, permitiendo que puertas se cierren y dejándome golpear la cabeza inútilmente contra una pared, hasta que me dé cuenta de que necesito la ayuda del Señor por el Cuerpo, además de la que recibo directamente de Él. Porque la vida de Cristo es la vida del Cuerpo, y sus dones nos son dados para la obra que edifica el Cuerpo. A medida que sigo adelante con el Señor, pronto descubro que no sólo hay que resolver el problema del pecado y de mi energía natural, sino también el de mi vida individualista, la vida que cree ser suficiente en sí y que no reconoce su necesidad del Cuerpo ni la verdad de su unión con él. Dios no me culpa por ser un individuo sino por mi individualismo. Su problema más grande no son las divisiones externas y las denominaciones que dividen su Iglesia, sino nuestros propios corazones individualistas. “MÁS QUE VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL... “ El pecado, la confianza en sí mismo y el individualismo han sido el golpe maestro contra el propósito divino para el hombre, y en la Cruz Dios los ha desbaratado. La vida de Cristo en mí, será atraída por la vida de Cristo en otros. La vida de Cristo en mí, será atraída por la vida de Cristo en otros. Lo que es nacido de la carne, carne es" Jn 3:6 Todo lo que no proviene del nacimiento nuevo, sino del viejo es carne y solo le dará gloria al hombre y no a Dios. FIN

Entradas populares de este blog

El Hombre Espiritual - Watchman Nee

Una ciudad, una iglesia: El carácter local de las iglesias

No améis al Mundo - Watchman Nee