La Vida Cristiana Normal - Watchman Nee
PDF
CAPITULO 1 LA SANGRE DE CRISTO
NUESTRO DOBLE PROBLEMA - PECADOS Y PECADO
“EN ADÁN” Y “EN CRISTO”
EL PRIMER PASO: “SABIENDO ESTO... “
DOS CREACIONES
LIBERACIÓN DE LA VIEJA VIDA
EL SIGNIFICADO Y EL PROPÓSITO DE LA LEY
POSICIÓN Y EXPERlENCIA
LO QUE SIGNIFICA ESTAR “EN CRISTO”
EL AMOR DE CRISTO
CAPITULO 1 LA SANGRE DE CRISTO
NUESTRO DOBLE PROBLEMA - PECADOS Y PECADO
Cuando al comienzo la luz divina penetra en mi corazón, mi único clamor es por perdón,
porque reconozco que he cometido pecados a su vista; pero, una vez recibido el perdón
de pecados, descubro algo nuevo, a saber, el pecado, y me doy cuenta que no sólo he cometido
pecados delante de Dios sino que hay algo mal en mí. Hay
EL REMEDIO DOBLE DE DIOS - LA SANGRE Y LA CRUZ
La
Sangre puede quitar, remitir mis pecados, pero queda el “viejo hombre”. Se necesita la Cruz
para crucificarme a mí, el pecador.
LA SANGRE Y EL ACCESO DEL CREYENTE
Puede mostrar un mal entendido de la esfera en que la Sangre opera si oramos: “Señor, limpia
mi corazón del pecado por tu Sangre”. El corazón, dice Dios, es engañoso más que todas las
cosas, y perverso (Jer. 17:9), es excesivamente malo para poder ser limpiado, por tanto Dios
hace algo mejor: nos da uno nuevo. “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro
de vosotros” (Ez. 36:26). No lavamos y planchamos ropa que estamos por tirar. Así, veremos
que la carne es demasiado mala para ser limpiada; debe ser crucificada.
Cuando yo me acerco a Dios, lo hago únicamente por medio de sus méritos y nunca en
base a mis obras; nunca, por ejemplo, en base a que hoy haya sido más bondadoso o paciente
que ayer, o porque haya hecho algo para el Señor esta mañana. Cada vez que me allego a El
tengo que venir por medio de la Sangre.
Una conciencia limpia nunca se basa
sobre nuestro alcance espiritual; sólo puede basarse en la obra del Señor Jesús en el derramamiento
de su Sangre.
Pero, ¿cuál es, después de todo, la base de tu acercamiento a Dios? ¿vienes a Él estribando
en la insegura base de tus emociones, sintiendo que hoy has logrado algo para Dios?
¿O te allegas a Él basado en algo mucho más firme, en el hecho de que la Sangre ha sido ya
derramada y que Dios mira a esa Sangre y está satisfecho?
Nosotros podemos ser débiles, pero el contemplar nuestra debilidad
nunca nos hará fuertes. El andar compungidos y hacer penitencias no nos harán ni un poco
más santos. No hay ayuda por ese lado. Por tanto, tengamos confianza cuando nos acercamos,
en virtud de la Sangre.
VENCIENDO AL ACUSADOR
En la práctica ocurre que aceptamos muy fácilmente la
acusación de Satanás, La razón está en que aún nos aferramos a la esperanza de tener alguna
justicia propia en nosotros mismos. La base de esta esperanza está errada.
Nuestra salvación se encuentra en poner la vista en el Señor Jesús y ver que la Sangre
del Cordero ha afrontado toda la situación creada por nuestros pecados y la ha contestado.
CAPITULO 2
LA CRUZ DE CRISTO“EN ADÁN” Y “EN CRISTO”
La enseñanza
bíblica no es que somos pecadores porque cometemos pecados, sino que pecamos
porque somos pecadores. Somos pecadores por naturaleza antes que por acción.
Somos constituidos pecadores, no por los pecados que cometemos, sino por estar en
Adán. Todos nosotros pecamos antes de nacer, porque estábamos “en Adán” cuando él pecó.
LA MANERA DIVINA DE LIBRAR
Cuando Cristo fue crucificado, nosotros también; y su crucifixión fue en el pasado y por lo
tanto la nuestra; no puede ser futura.
(...)
Fuimos crucificados cuando lo fue
Él, pues Dios nos puso en Él.
UNA NUEVA CREACIÓN
Como el último Adán, Él es la suma total de la humanidad; como el segundo hombre, es
la Cabeza de una nueva raza. Como el último Adán, reúne en sí mismo todo aquello que estaba
en Adán; como el segundo hombre, habiendo por su Cruz quitado el primer hombre en
quien el propósito de Dios fue defraudado, presenta otro hombre en quien aquel propósito es
plenamente llevado a cabo.
Morimos en Él como el último Adán; vivimos
en Él como el segundo hombre. Nuestra antigua historia finaliza con la Cruz; nuestra
nueva historia comienza con la resurrección.
La vida cristiana es nada menos que la vida de Cristo. Es la propia vida de Cristo reproducida
en nosotros.
El concepto común de la santificación
es que cada parte de nuestra vida debería ser santa; pero eso no es santidad -es el
fruto de la santidad. La santidad es Cristo.
Hay una sola 'vida cristiana' -y ésa es la vida de Cristo. Nunca se me exige imitar aquella Vida, pero sí, permitir a Cristo que viva en mí. “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Ga. 2:20).
3
REVELACION y EXPERIENCIA VERDADERA
EL PRIMER PASO: “SABIENDO ESTO... “
La vida cristiana normal debe comenzar con un “saber” muy definido; no meramente saber algo de la verdad, no meramente entender alguna doctrina, no un mero conocimiento
intelectual, sino un despertar del corazón para ver lo que tenemos en Cristo.
LA NECESIDAD DE ESTA REVELACION DIVINA
Cuando Hudson Taylor entró en la vida cristiana normal, fue así. Había primeramente
tratado de entrar en Cristo, pero se encontraba cayendo de esa posición. Cuando el Señor le mostró que ya estaba en Cristo, como el sarmiento en la vid, no procuró ya más de ganar entrada, sino que pudo alabar al Señor que estaba ya en Él.
LA CRUZ TRATA DE LA CAUSA FUNDAMENTAL
Nuestros pecados
fueron producidos por nosotros. Nuestros pecados han sido tratados, pero ¿cómo se tratará
con nosotros mismos? ¿Crees tú que el Señor quitaría todos nuestros pecados, y luego dejaría
a nuestro cargo el eliminar la fábrica que produce el pecado? ¿Crees tú que Él eliminaría la
mercadería, pero nos dejaría la tarea de tratar con la fuente de producción? No, Él ha eliminado
la mercadería y también ha eliminado la fábrica productora.
EL SEGUNDO PASO: CONTAR - “CONSIDERAOS MUERTOS”
Notemos de nuevo lo que dice Romanos 6:6. El tiempo del verbo es muy preciso, porque
es el tiempo “una vez por todas”. La cosa está hecha y no puede deshacerse. Nuestro viejo
hombre ha sido crucificado una vez por todas, y no puede cancelarse tal crucifixión. Esto es lo
que necesitamos saber.
Dios no nos dice
que nos contemos por muertos, para que por considerarnos muertos vengamos a serlo, sino
porque estamos muertos. Él no nos hubiera dicho que contásemos algo que no era un hecho.
Dios nos dice que nos demos por muertos, no para que así lleguemos
a serlo, sino porque en verdad ya lo somos. El nunca nos dice que contemos con algo
que no sea un hecho acabado.
Romanos 6:6 precede a Romanos 6:11, no
sólo en las Escrituras sino también en la experiencia cristiana. A menos que tengamos una revelación
por el Espíritu Santo del hecho de nuestra muerte con Cristo, nuestro contar será
mera obra muerta.
a menos que conozcamos como un hecho acabado que somos muertos,
todo esfuerzo por consideramos muertos no hará sino intensificar la lucha, y el resultado
será una derrota segura.
TENTACIÓN Y FRACASO - EL DESAFIO DE SATANÁS
es preciso recordar que uno de los principales objetivos del Diablo es hacer
que dudemos los hechos divinos (Compárese Gén. 3:4).
El pecado, e1 viejo amo,
está todavía por ahí, pero el esclavo que antes le servía, ha sido muerto y así, no se prestan
más ni él ni sus miembros.
Las expresiones 'libertado del pecado' y 'muerto al pecado' en
Romanos 6:7 y 11 implican el sustraerse, el liberarse de un poder que todavía está muy presente
y que es muy real -no un librarse de algo que ya no existe. El pecado está siempre presente,
pero nosotros, cada día vamos conociendo en mayor grado lo que es ser librado de su
poder.
Si no creemos las verdades de
la Cruz, éstas siguen siendo tan reales como siempre, sólo que no tienen valor para nosotros.
La fe no las hace reales a estas cosas -ya lo son- pero la fe las hace reales en nuestra experiencia.
Si apelamos a lo
que sentimos para descubrir la verdad, encontramos que las mentiras de Satanás concuerdan
con nuestra experiencia; pero si nos rehusamos a creer toda cosa que contradice la Palabra de
Dios y tomamos nuestra posición en ésta solamente, encontraremos que las mentiras de Satanás
empiezan a desaparecer y que nuestra experienecia, progresivamente, vendrá a concordar
con la Palabra de Dios.
Hay una ilustración según la cual la Verdad,
la Fe y la Experiencia andaban por lo alto de una pared. La Verdad seguía adelante con
firmeza, sin volverse ni a la derecha ni a la izquierda; y nunca mirando para atrás. La Fe seguía
y todo andaba bien mientras tenía los ojos enfocados en la Verdad. Pero tan pronto como
se preocupaba por la Experiencia y volvía para ver cómo seguía ella, perdiendo su equilibrio,
cayó de la pared, y la pobre vieja Experiencia cayó con ella.
Toda tentación es, en primer lugar, la de mirar adentro, quitar nuestra mirada del Señor
y tomar en cuenta las apariencias.
4
LA CRUZ - LA CRESTA DIVISORIA
DOS CREACIONES
LIBERACIÓN DE LA VIEJA VIDA
Tú puedes ser un buen hombre en la antigua creación, pero mientras
pertenezcas a ella estás bajo pena de muerte, porque nada de la antigua creación puede
pasar a la nueva.
En Ro. 6:4, Pablo explica que el bautismo significa la sepultura.
El bautismo se relaciona tanto con la muerte como con la resurrección; pero en sí mismo
no es ni muerte ni resurrección, es sepultura, pero ¿para quién es la sepultura? Sólo para los
muertos. Así que si yo pido el bautismo, me proclamo a mi mismo muerto y sólo apto para la
tumba.
RESURRECCIÓN PARA NOVEDAD DE V1DA
¿Cómo puede un árbol llevar fruto de otro? ¿Cómo puede un árbol viejo cargar fruto
nuevo, y un árbol pobre cargar fruto bueno? Por el injerto. Entonces, si un hombre puede injertar una rama de un árbol en otro, ¿no podrá Dios injertar la vida de su Hijo en nosotros?
Dios lo ha hecho todo: hay una sola vida fructífera en el mundo, y ésa ha sido injertada en millones de otras vidas. A esto lo llamamos 'el nuevo nacimiento': es la recepción de una
vida que no poseí antes. No es que mi vida haya sido cambiada en ninguna manera; es otra
vida completamente nueva y completamente divina, que ha venido a ser mi vida.
EL 'CONTAR' DE FE
¿Qué es la fe? La fe es mi aceptación del hecho de Dios. La fe siempre se relaciona a lo pasa-
do; cualquier cosa que se relaciona con el futuro no es fe, es esperanza.
[Ver Marcos 11:24]
Aquellos que dicen “Dios puede hacerlo” o “Dios lo hiciera” o
“Dios debe hacerlo” o aun “Dios lo hará”, no ejercen necesariamente la fe. La fe siempre dice: “Dios lo ha hecho”.
La tentación puede venir y Satanás puede tratar de probar que no estoy
muerto pero, una vez que yo vea que estoy crucificado con Cristo, puedo reírme en la hora de
la tentación.
5
LA VERDADERA NATURALEZA DE LA CONSAGRACION
EL PUNTO DONDE SE PRESENTA LA CONSAGRACIÓN
Sin pasar por la muerte, no tengo nada para consagrar, y no hay nadaque Dios pue-de aceptar, porque Él ha condenado todo lo que es de la antigua creación en la Cruz.
El presentarme a Dios sencillamente significa que yo considero mi
vida entera como perteneciente al Señor.
EL TERCER PASO: “PRESENTAOS... “
¿Cuántos de nosotros tenemos un
tan fuerte sentido de que pertenecemos a Otro, que nonos atrevemos a malgastar un centavo
de nuestro dinero o una hora de nuestro tiempo, o cualquiera de nuestras facultades mentales
o Físicas! Ninguno puede realmente experimentar la vida cristiana normal sin ceder todo al
Señor.
SEPARADOS AL SEÑOR - EL DERECHO DEL SEÑOR A LOS SUYOS
¿Qué es la santidad? Muchos piensan que venimos a ser santos por la erradicación de
alguna cosa mala interior. No, cualquier cosa puede llegar a ser santa por ser apartada para
Dios.
Debe venir un día en mi vida cuando paso de mis manos a las de Él, y
desde ese día en adelante pertenezco a Él y ya no más a mi mismo. Eso no quiere decir que
me consagro a ser un predicador o misionero. Entonces¿a qué somos consagrados? No a la
obra cristiana, sino a la voluntad de Dios; para ser y para hacer cualquier cosa que Él quiera.
David tuvo muchos hombres valientes, de los cuales algunos fueron generales, y otros
porteros, según la tarea que les asignara el rey. Debemos estar dispuestos a ser generales o
porteros según como Dios desea, y no a nuestro antojo.
No hay nada más trágico que llegar al fin de la vida y encontrar que hemos estado en
una senda equivocada. Tenemos sólo una vida para vivir aquí en la tierra, y podemos hacer lo
que queremos con ella: pero si buscamos nuestro propio placer, nuestra vida jamás glorificará
a Dios.
¿Deseas tú algo aparte de Dios o se centralizatodo tu deseo en su voluntad? ¿.Puedes
verdaderamente decir que la voluntad de Dios es “buenay agradable y perfecta” para ti? (Ro.
12:2).
SIERVO O ESCLAVO
Es siempre cosa fácil salir de su voluntad, pero bendita cosa entregamos completamente a Él y permitirle lograr su propósito con nosotros.
LA REALIDAD DEL PUNTO EN DISPUTA
Cuando el muchacho de Galilea trajo su pan al Señor, ¿quéhizo el Señor con ese pan?
Lo rompió. Dios siempre rompe lo que le es ofrecido. Él rompe lo que recibe, pero, después
de romperlo, lo bendice y lo usa para suplir las necesidades de otros. Después de presentarse
al Señor, El empieza a romper lo que le fue ofrecido. Todo parece ir mal, y protestas y criticas
el proceder divino. Pero quedarse allí es ser nada más que una vasija rota; de ningún bien para
el mundo, porque te has ido demasiado lejos para que elmundo te utilice, y de ninguna utilidad para Dios, porque no has adelantado suficientemente para que Él te utilice. Estás mal
ajustado con el mundo y tienes una controversia con Dios. Esta es la tragedia de muchos cristianos.
La vida cristiana normal comienza con una crisis cuando veo que soy del Señor y de ahí
en adelante ya no me cuento como mío propio sino que entoda cosa reconozco su derecho y
autoridad.
No me consagro yo para ser un misionero, me consagro a cumplir la voluntad de
Dios, hacer su voluntad en la escuela, en la oficina o en el hogar, contando cualquier cosa que
Él determine para mí, ser el sumo bien, porque nada sino bien puede venir a aquellos que son
enteramente de Él.
6
EL SIGNIFICADO Y VALOR DE ROMANOS 7
EL SIGNIFICADO Y EL PROPÓSITO DE LA LEY
La gracia significa que Dios hace algo a mi favor; la ley significa que yo hago algo para
Él. Ahora, si la ley significa que Dios demanda algo de mí, la liberación de la ley quiere decir
entonces que Él ya no lo demanda de mí, sino que Él mismo lo provee.
La ley implica que
Dios me requiere que haga algo para Él; la liberación de la ley implica que Él me exime de
hacer cosa alguna para Él, y que en gracia Él mismo lo hace en mí.
Cuando un hombre ve que es libertado de la ley, entonces proclama: “Yo no trataré de
hacer cosa alguna para Dios”. ¡Qué doctrina! ¡Qué formidable herejía! Pero b. liberación de la
ley significa justamente esto, que yo cese de tratar de agradar a Dios (esto es en la carne).
Dios sabe quién soy. Él sabe que desde la cabeza hasta los pies estoy lleno de pecado.
Él sabe que soy la debilidad encarnada, que nada puedo hacer. El problema es que yo ignoro
esto. Admito que todos los hombres son pecadores y por consiguiente soy pecador; pero me
imagino que no soy tan pecador, sin esperanza, como algunos. Dios debe traemos al lugar
donde veamos que somos completamente débiles e incapaces.
Cuanto más tratamos de guardar la ley, tanto más se manifiesta nuestra debilidad, hasta
que se demuestra claramente que somos tan débiles que, en nosotros mismos, no nos queda
esperanza alguna. Dios lo sabía antes pero no nosotros, y así Dios tuvo que traernos por expe-
riencias dolorosas al reconocimiento del hecho. Necesitamos que nos sea demostrado, más
allá de toda discusión, que somos tan débiles. Es por eso que Dios nos dio la ley.
¡Ay! somos tan vanidosos, nos conceptuamos tan fuertes, que Dios tiene que
darnos algo para probar cuán débiles somos. Al fin lo vimos y confesamos: “Soy un pecador
ciento por ciento, y no puedo hacer nada para agradar a Dios”.
CRISTO, EN NOSOTROS, EL FIN DE LA LEY
Cuanto antes abandonemos la prueba tanto mejor, porque si ocupamos el terreno entonces no queda lugar para e1 Espíritu Santo. Pero si decimos “No lo haré, confiaré en Ti para
hacerlo en mí”, entonces hallaremos que una fuerza más poderosa que nosotros nos lleva adelante.
Las exigencias de Dios no han cambiado, pero no somos nosotros los que podemos
cumplidas. Alabado sea Dios, Él es el Legislador sobre el trono, y Él es el guardador de la
ley en mi corazón. Él que dio la ley, Él mismo la guarda. Él hace las demandas, pero Él mismo las cumple.
Mientras
que tratamos de hacer algo, Dios no puede hacer nada. Es por causa de nuestros esfuerzos,
que fracasamos, y fracasamos, y fracasamos. Dios quiere demostrarnos que no podemos hacer
nada, y hasta que eso no sea plenamente reconocido, nuestros desalientos y desilusiones no
cesarán.
Un hermano que estaba tratando de luchar para ganar la victoria, me dijo: “No sé por
qué soy tan débil”. “Lo que pasa a usted”, le dije, “es que es débil para no hacer la voluntad
de Dios, pero no es suficiente débil para mantenerse del todo fuera de las cosas. Aún no es
bastante débil; pero cuando está reducido a la absoluta incapacidad y persuadido de que no
puede hacer nada, entonces Dios hará todo”.
UNA ILUSTRACIÓN AL CASO
En cierto tiempo estaba parando en determinado lugar con unos veinte hermanos más.
Había inadecuada provisión para bañarnos en el lugar donde estábamos, así que íbamos para tomar una zambullida diaria en el río. En una ocasión un hermano sintió calambres en una
pierna y estaba hundiéndose: así que llamé la atención de otro hermano, que era un experto
nadador, para que acudiera a su rescate, Pero no hizo movimiento alguno. Desesperado, grité:
“¿No se da cuenta que el hermano se está ahogando?” Y los otros hermanos, tan agitados como yo, también gritaron vigorosamente. Pero nuestro buen nadador continuó en su inactividad. Con calma y serenidad, se quedó donde estaba. Mientras tanto la voz del pobre hermano
que se ahogaba era más apagada, y sus esfuerzos, más débiles. En mi corazón dije: “¡Odio a
aquel hombre! ¡Pensar que él dejara ahogar a un hermano ante sus propios ojos sin acudir a su
rescate!”
Pero, cuando el hombre estaba ya hundiéndose, con algunas rápidas brazadas, el nadador se puso a su lado, y pronto ambos estaban en tierra. Cuando me vino una oportunidad,
expresé mis opiniones. “Nunca he visto a cristiano alguno que amara su vida tanto como usted”, dije yo. “Piense de la angustia que habría ahorrado a ese hermano si usted se hubiera
considerado a usted mismo menos y a él un poco más”. Pero el nadador conocía la cosa mejor
que yo. Dijo: “Si hubiera acudido antes, me habría agarrado tan fuertemente que ambos nos
hubiéramos hundido. Un hombre que se está ahogando no puede ser salvado hasta que está
absolutamente exhausto y cesa de hacer el menor esfuerzo para salvarse”.
“GRACIAS A DIOS”
La muerte significa total debilidad, débil hasta tal grado que no podrá ser peor.
Que yo tenga un cuerpo de muerte en relación con la voluntad de Dios significa que soy tan
débil con relación a servir a Dios, tan completamente débil, que soy reducido a un grado de
lamentable desamparo. “Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte'?”, clamó Pablo (Ro. 7:24).
¿Has desesperado de ti mismo o todavía esperas que si leyeras u oraras más serás mejor
cristiano? El leer y el orar no son cosas equivocadas, pero la equivocación es confiar en ellos
para la victoria. Nuestra confianza debe estar en Cristo sólo.
¿Cómo obtuvimos el perdón de los pecados'? ¿Fue por la lectura, la oración, las caridades, etc.? No, miramos a la Cruz, confiando en lo que el Señor había hecho, y la liberación del
pecado opera exactamente sobre el mismo principio que el perdón de pecados. En el asunto
del perdón miramos a Él sobre la Cruz: en el asunto de la liberación miramos a Él en nosotros.
Acerca del perdón dependemos de aquello que Él ha hecho:en relación a la liberación dependemos de lo que Él hará en nosotros. Pero en relación tanto al perdón como a la liberación,
nuestra dependencia será de Él sólo. Él es quien hace todo.
Después de la salvación, la vieja costumbre de hacer algo se afirma de nuevo y comenzamos otra vez nuestros esfuerzos propios. Entonces la Palabra de Dios se oye de nuevo:
“Consumado es”. Él ha hecho todo en la Cruz para mi perdón y va a hacer todo en mí para mi
liberación. En ambos casos, Él es el Hacedor. “Dios es el que en vosotros produce el querer
como el hacer” (Fil. 2: 13).
7
ANDANDO EN EL ESPÍRITU
POSICIÓN Y EXPERlENCIA
Creemos que hasta estar “en Cristo”, pero debemos también andar “en el Espíritu” (Ro. 8:9). He aquí uno de los más importantes puntos de la vida
cristiana. Aunque de hecho estoy en Cristo, con todo si viviera en la carne, es decir en mi propio poder, entones experimentaré lo que está “en Adán”. Si quiero experimentar todo lo que
está en Cristo, entonces debo aprender a andar “en el Espíritu”.
Vivir en la carne significa sencillamente que tratamos de hacer algo en nuestra propia energía natural. Esto es vivir por la
fuerza que emana de la vieja fuente natural de vida que heredé de Adán,
Es un hecho histórico que en Cristo mi viejo hombre fue crucificado, y
es un hecho que actualmente soy bendecido “con toda bendición espiritual en los lugares celestiales” (Ef. 1:3), pero si no vivo en el Espíritu, entonces mi vida puede ser una contradicción del hecho de que estoy “en Cristo”, porque lo que es verdad para mí como estando en El,
no se manifiesta en mí.
Vivir en el Espíritu significa que yo confío que el Espíritu Santo hará en mí lo que yo no
puedo hacer. Esta vida es totalmente diferente de la que yo naturalmente viviría por mí mismo. Cada vez que me encuentro frente a una nueva demanda del Señor, le miro para que El
haga en mí lo que requiere de mí. No es un caso de probar sino simplemente de confiar: no de
luchar sino de descansar en El.
Cuando el Espíritu Santo controla las cosas, no hay necesidad de
esfuerzo por nuestra parte. No es un caso de decidiros a resistir y luego pensar que os habéis
controlado maravillosamente y habéis alcanzado una gloriosa victoria. No, donde hay verda-dera victoria, no hay esfuerzo humano. El Señor nos lleva adelante.
Asimismo las tentaciones de Satanás no son, en primer
lugar, el conducimos a hacer algo particularmente pecaminoso, sino meramente hacer que
procedamos en nuestra propia energía, y en el momento mismo en que damos el primer paso
para hacer algo nosotros, él ya ha ganado una victoria. Mientras no nos movamos de nuestro
escondite en Cristo, mientras no pasemos al reinado de la carne, entonces él no nos puede
vencer.
Nuestra victoria reside en escondernos en Cristo, y en confiar en sencillez que
su Santo Espíritu vencerá en nosotros las concupiscencias carnales con sus propios nuevos
deseos.
Cristo crucificado, resucitado y glorificado, es la base de
nuestra salvación: Cristo en nosotros por el Espíritu es el poder de nuestra salvación.
CRISTO NUESTRA VIDA
Pensamos en la vida cristiana como una “vida transformada” pero en realidad no es así. Dios nos ofrece una “vida canjeada”, una “vida sustituida”, y Cristo es el Sustituto en nosotros. “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. No es algo
que tenemos que producir nosotros. Es la vida de Cristo mismo reproducida en nosotros.
¿Cuántos cristianos creen en la “reproducción” en este sentido, como algo más que la
regeneración? Regeneración quiere decir que la vida de Cristo es plantada en nosotros por el
Espíritu Santo; eso es el nuevo nacimiento.
“Reproducción” es algo más: quiere decir que la vida nueva crece y se manifiesta progresivamente en nosotros hasta que la misma imagen de Cristo empieza a ser reproducida en
nuestras vidas, Eso es lo que Pablo quería decir cuando dijo a los Gálatas: “Hijitos míos, por
quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gá.
4:19).
Dios no nos dará humildad o paciencia o santidad o amor como distintos dones de su
gracia. El no es un comerciante que dispensa su gracia en paquetes, dando un poco de paciencia a los impacientes, un poco de amor a los que no aman, un poco de mansedumbre a los
altivos, en cantidades que tomamos y usamos como si fuesen un capital. Él nos ha dado un
solo don para satisfacer toda nuestra necesidad: su Hijo Jesucristo. A medida que confiamos
en Él para que viva su vida en nosotros, Él será en nosotros humilde, paciente, amoroso y
todo lo demás que nos haga falta.
Recordemos lo que se nos dice en 1 Corintios 1:30: “Cristo Jesús... nos ha sido hecho por
Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”. El concepto general de la santificación es que cada parte de la vida sea santa; pero esto no es santidad, sino el fruto de la santidad. La santidad es Cristo. Es el Señor Jesús que nos ha sido hecho santidad.
Dios nos ha dado su Espíritu Santo, y cuando necesitamos amor, el fruto del Espíritu es amor, cuando necesitamos gozo, el fruto del Espíritu es gozo. Siempre es así. No importa cuál es nuestra deficiencia personal, o nuestras muchas deficiencias, Dios siempre tiene
una respuesta suficiente: su Hijo Jesucristo, y Él es la respuesta para cada necesidad humana.
EL CUARTO PASO: ANDAR “CONFORME AL ESPÍRITU”
El amor de Dios es la fuente de toda bendición espiritual, la gracia de nuestro Señor
Jesucristo ha hecho posible que aquella riqueza espiritual venga a ser nuestra, y la comunión
del Espíritu Santo es el medio por el cual nos es impartida. El amor es algo escondido en el
corazón del Padre, la gracia es aquel amor expresado en el Hijo, y por la comunión se imparte
aquella gracia por el Espíritu. Lo que el Padre ha ideado a favor nuestro, el Hijo ha llevado a
cabo, y ahora el Espíritu nos lo comunica.
Así que, cuando vemos algo nuevo que el Señor
nos ha procurado en su Cruz, no tratemos de apropiado por nuestros esfuerzos propios, sino
en una actitud de continua sujeción y obediencia, miremos al Espíritu para impartírnoslo; porque nuestro Señor ha mandado su Espíritu con este mismo propósito, para que Él nos comunique todo lo que es nuestro en el Señor Jesús.
8
EL ETERNO PROPÓSITO DE DIOS
En Romanos 3:23 leemos “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. El
propósito de Dios fue “la gloria”, pero el pecado desbarató su propósito haciendo que el hombre no alcanzara su gloria. Cuando pensamos en la cuestión del pecado, instintivamente pensamos en el juicio que trae aparejado, invariablemente asociamos el pecado con la condenación e infierno. El pensamiento del hombre es siempre del castigo que le vendrá si peca. Pero
el pensamiento de Dios es siempre de la gloria que perderá si peca.
El resultado de pecado es
que perdemos la gloria de Dios: el resultado de la redención es que somos habilitados para la
gloria.
“EL PRIMOGÉNITO ENTRE MUCHOS HERMANOS”
Una oveja se pierde; ¿quién sufre
la pérdida? El pastor. Se pierde una moneda; ¿quién pierde? La mujer. Un hijo se pierde,
¿quién pierde? El padre. He aquí la enseñanza de Lucas, capítulo 15.
El Señor Jesús era el Unigénito Hijo pero el Padre leenvió a fin de que el Unigénito
también sea el Primogénito, que el Hijo Amado tenga muchos hermanos. He aquí la historia
de la Encarnación y de la Cruz; el propósito de Dios cumplido, a saber, en “llevar muchos
hijos a la gloria” (He. 2:10).
Dios no desea que sus hijos vivan
en un galpón, un garaje o un campo. Él desea que estén en su casa, que participen de su gloria.
EL GRANO DE TRIGO
En el universo entero Dios tenía un solo grano de trigo; Él no tenía un segundo grano.
Dios puso aquel Único grano de trigo en el suelo y murió,pero de ese único grano han brotado muchos.
Los capítulos 1 y 20 del Evangelio según Juan son muy preciosos. En el comienzo de su
Evangelio nos relata que Jesús era el “Unigénito del Padre”, y al fin nos relata cómo, después
que el Señor murió y resucitó, El dijo: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre” (]n. 20:17). Hasta
ahí en este Evangelio, el Señor había hablado de “mi Padre”, pero ahora que ha muerto y resucitado, dice: “Mi Padre y vuestro Padre”. ¿Por qué? Porque por su muerte y resurrección
muchos hermanos han sido traídos dentro de la familia de Dios, y así en el mismo versículo
utiliza este mismo nombre para ellos: “Mis hermanos”.Así también leemos en Hebreos 2:11:
“No se avergüenza de llamarlos hermanos”.
LA ELECCION QUE TUVO QUE HACER ADÁN
Dios puso
dos árboles en el huerto para que Adán ejerciese una elección independiente: podía elegir el
árbol de vida, o podía elegir el árbol de ciencia del bien y del mal.
El “árbol de vida” es
Dios mismo, porque Dios es vida. Él es la más alta forma de existencia, y Él es también la
fuente y la meta de la vida. Y la fruta “¿qué es? Es el Señor Jesús.
Si Adán tomara del árbol
de vida, participaría de la vida de Dios v así venir a ser un hijo de Dios en el sentido de tener
en é1 una vida derivada de Dios. Con eso se tendría vida de Dios en unión con el hombre: una
raza de hombres con la vida de Dios en ellos y viviendo en constante dependencia de Dios
para aquella existencia. Si, por el contrario, Adán tomara del fruto del árbol de ciencia del
bien y del mal, entonces desarrollaría su propia humanidad en maneras naturales aparte de
Dios, alcanzando una cima de realización como un ser suficiente en sí; tendría el poder en sí
mismo de formar juicios independientes, pero no tendría vida de Dios.
LA ELECCIÓN DE ADÁN FUE LA RAZÓN DE LA CRUZ
Dios no tiene intención de reformar nuestra vida. No es su pensamiento traerla a cierto
grado de perfección, porque está sobre un plano totalmente errado. En ese plano no puede
ahora llevar el hombre a la gloria; Él insiste en un nuevo hombre; uno nacido de nuevo, nacido de Dios.
EL QUE TIENE AL HIJO TIENE LA VIDA
LO QUE SIGNIFICA ESTAR “EN CRISTO”
Lo que hoy poseemos en Cristo es más que lo que tenía Adán. Adán fue sólo un hombre
desarrollándose a sí mismo, y nunca poseyó la vida de Dios. Pero nosotros que recibimos al
Hijo de Dios, no sólo recibimos perdón de pecados; recibimos la vida divina representada por
el árbol de vida. Así que por el nuevo nacimiento tenemos algo que nunca tuvo Adán: poseemos lo que él perdió.
La necesidad divina de la Cruz es porque nada perteneciente a Adán sirve para
la gloria: nada perteneciente a la vieja creación puede entrar en la nueva. La Cruz debe cortar
profundamente, separando todo lo que pertenece a la vieja vida, y la resurrección debe reunir
todo lo necesario para la nueva vida.
Podemos vivir una vida de perfecta santidad, porque no es nuestra propia vida que ha sido cambiada, sino que nos es impartida la
misma vida de Dios. Este es el precioso “don de Dios” (Ro. 6:23). La redención nos ha dado
mucho más que jamás tuviera Adán. Nos ha hecho participantes de la misma vida de Dios.
La vida cristiana no es vivir una vida parecida a la de Cristo, o tratar de ser parecido a Cristo, ni tampoco es
Cristo dándonos el poder de vivir una vida parecida a la de El. Es Cristo Mismo viviendo su
propia vida en nosotros: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20) -”Cristo en vos-otros, la esperanza de GLORIA” (Col. 1:27).
9
UN CUERPO EN CRISTO
EL AMOR DE CRISTO
Luego también debemos notar que Eva no fue creada como un ser aparte, por medio de
otra creación paralela a la de Adán. Adán durmió, y Eva fue creada de Adán. Así procede
Dios con la Iglesia. El “segundo hombre” de Dios se ha despertado de su sueño y su Iglesia es
creada en Él y de Él, para recibir su vida de Él y manifestar aquella vida de resurrección.
“EN SACRIFICIO VIVO”
Podríamos resumir estos capítulos sencillamente
de esta manera: Nuestros pecados son perdonados (cp. 5), somos muertos con Cristo (cp. 6),
por naturaleza somos completamente impotentes (cp. 7), por lo tanto confiamos en el Espíritu
que mora en nosotros (cp. 8). Después de esto, y como consecuencia, “somos un cuerpo en
Cristo” (cp. 12).
El instrumento por el cual el Señor Jesús puede revelarse a esta generación no es el individuo sino el cuerpo. Dios repartió a cada uno una medida de fe (12:3), pero por separado
cada miembro nunca puede cumplir el propósito de Dios. Se necesita un cuerpo entero para
llegar a ser “un varón perfecto, a la medida de la esta tura de la plenitud de Cristo” y manifestar su gloria.
Demasiado común es la actitud en cuanto a las cosas de Dios de que “Sé lo que sé, y lo que no sé, no sé y bien puedo prescindir de ello”. Pero
en Cristo las cosas que no sabemos nosotros, otros las saben, y podemos saberlas y llegar a
disfrutadas por medio de ellos.
Solo no puedo servir al Señor eficazmente, y Él hará todo lo posible para enseñarme esto. Hará fracasar las cosas, permitiendo que puertas se cierren y dejándome golpear
la cabeza inútilmente contra una pared, hasta que me dé cuenta de que necesito la ayuda del
Señor por el Cuerpo, además de la que recibo directamente de Él. Porque la vida de Cristo es la vida del Cuerpo, y sus dones nos son dados para la obra que edifica el Cuerpo.
A medida que sigo adelante con el Señor, pronto
descubro que no sólo hay que resolver el problema del pecado y de mi energía natural, sino
también el de mi vida individualista, la vida que cree ser suficiente en sí y que no reconoce su
necesidad del Cuerpo ni la verdad de su unión con él.
Dios no me culpa por ser un individuo sino por mi individualismo. Su problema más grande no son las divisiones externas y las denominaciones que dividen su Iglesia,
sino nuestros propios corazones individualistas.
“MÁS QUE VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL... “
El pecado, la confianza en sí mismo y el individualismo han sido el
golpe maestro contra el propósito divino para el hombre, y en la Cruz Dios los ha desbaratado.
La vida de Cristo en mí, será atraída por la vida de Cristo en otros.
La vida de Cristo en mí, será atraída por la vida de Cristo en otros.
Lo que es nacido de la carne, carne es" Jn 3:6 Todo lo que no proviene del nacimiento nuevo, sino del viejo es carne y solo le dará gloria al hombre y no a Dios.
FIN