Bosquejo de la Nueva Jerusalén
La Nueva Jerusalén, ( Apocalipsis 21 - 22 )
- En un cielo nuevo y una tierra nueva ( vrs 1 )
- Desciende del cielo ( vrs 2 ) ( vrs 10 )
- La ciudad entera es el tabernáculo de Dios ( vrs 3 )
- No habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor ( vrs 4 )
- Tiene la gloria de Dios ( vrs 11 )
- Tiene 12 puertas, 3 por cada lado siendo cuadrada ( vrs 12, 13, 16)
- Con el fundamento de los apóstoles ( vrs 14, 19, 20 )
- Cuadro perfecto cuyas dimensiones representan mil veces la perfección, 1200 ( vrs 16 )
- Teniendo la apariencia, (jaspe) y naturaleza de Dios (oro) ( vrs 18 )
- El Señor es el templo de ella ( vrs 22 )
- La gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera ( vrs 23, 22:5 )
- Habrán naciones fuera de ella ( vrs 24, 22:2 )
- Sus puertas no se cerrarán nunca ( vrs 25 )
- Sólo entrarán los que estén inscritos en el Libro de la Vida ( vrs 27 )
- En medio habrá un río y a uno y otro lado de él, el árbol de la vida ( vrs 22:2 )
- En un cielo nuevo y una tierra nueva ( vrs 1 )
- Desciende del cielo ( vrs 2 ) ( vrs 10 )
- La ciudad entera es el tabernáculo de Dios ( vrs 3 )
- No habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor ( vrs 4 )
- Tiene la gloria de Dios ( vrs 11 )
- Tiene 12 puertas, 3 por cada lado siendo cuadrada ( vrs 12, 13, 16)
- Con el fundamento de los apóstoles ( vrs 14, 19, 20 )
- Cuadro perfecto cuyas dimensiones representan mil veces la perfección, 1200 ( vrs 16 )
- Teniendo la apariencia, (jaspe) y naturaleza de Dios (oro) ( vrs 18 )
- El Señor es el templo de ella ( vrs 22 )
- La gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera ( vrs 23, 22:5 )
- Habrán naciones fuera de ella ( vrs 24, 22:2 )
- Sus puertas no se cerrarán nunca ( vrs 25 )
- Sólo entrarán los que estén inscritos en el Libro de la Vida ( vrs 27 )
- En medio habrá un río y a uno y otro lado de él, el árbol de la vida ( vrs 22:2 )
Apocalipsis 21
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Cielo nuevo y tierra nueva
1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
La nueva Jerusalén
9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.
10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,
11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.
12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;
13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.
14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.
17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel.
18 El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio;
19 y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda;
20 el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.
21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.
22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.
27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
Apocalipsis 22
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.
2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,
4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
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