El Camino del Crecimiento - T. Austin-Sparks

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Esto es el primer asunto que debe ser verdadero entre nosotros –que toda nuestra vida no sea vivida delante de los hombres, sino primeramente delante del Señor; que siempre haya eso sobre nosotros, que habla de una vida interior delante del Señor. Aquello que somos cuando estamos en la presencia del Señor, también lo debemos ser cuando estamos delante de las personas, en la vida pública. Es importante, es esencial. Sus discípulos, hombres adultos, estaban conversando sobre grandes cosas, y altas posiciones. Entonces Jesús tomó a un niño y lo colocó en medio de ellos, y dijo: " De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mt. 18:3). Hay un misterio sobre este pueblo, sobre esta particular Iglesia, hay algo aquí que es sobrenatural, algo que es espiritual. No es sólo una sociedad de personas llamadas cristianas, un número de personas que se reúnen en la fe cristiana y creen en ciertas doctrinas. Hay algo más que eso sobre esas personas. Si usted sólo supiera y comprendiera esto, que en la realidad más profunda e interior del ser de esas personas, ellas son sobrenaturales; ellas no son meramente personas naturales. Hay algo escondido dentro de ellas que no puede ser explicado en ninguna área, y usted tiene que decir: “Es Dios, es el Señor”. Medida espiritual es aquello que somos en Cristo, aquello que Cristo es en nosotros. con relación a nuestra medida espiritual; el mero conocimiento de la doctrina jamás tiene como resultado un crecimiento espiritual. ¿Qué es el crecimiento espiritual? Es el resultado de la iluminación de los ojos de su corazón, con relación a la real medida y significado de Cristo, como expreso en su Cuerpo, la Iglesia. Usted puede ser bautizado como un individuo, sin embargo debe reconocer que Dios nunca piensa en usted como un individuo, en ese sentido; Él nunca se refiere a usted como una persona aislada. Él le mira a partir del punto de vista del Cuerpo como un todo, y dice: "Cuando tú fuiste bautizado, no fuiste bautizado sólo como un individuo; tú fuiste bautizado como parte de la Iglesia, y en tu resurrección, tú eres visto desde el cielo en tu relación con la Iglesia". Usted jamás hallará crecimiento espiritual sólo como un individuo separado, aislado, sino con relación a los otros creyentes. Satanás quebraría esta unidad espiritual si él pudiera. Él sabe lo que esa unidad representa para él, y el Señor sabe lo que ella representa para Sí mismo, y de ahí las dificultades de los cristianos para que vivan juntos, especialmente por un largo tiempo. ¿Quiere usted crecimiento espiritual? Reconozca que su bautismo no es sólo una cosa individual y personal, sino que, desde el punto de vista de la plenitud de Dios, es algo corporativo. No hay dos cabezas, o tres cabezas en el Dios del universo; sólo es posible una cabeza, y Cristo ocupa esta posición en cada aspecto. Así, es afirmado aquí –"para que en todo Él tuviese la preeminencia". Usted no puede tener menos que esto. Cuando usted dice "todo", esto es final. Él es la cabeza de todas las cosas. "Crecer con el progreso de Dios" es una cuestión de avanzar para apropiarse de aquella posición, de aplicar y hacer nuestra la plenitud que heredamos en Cristo; o, para colocar esto más próximo a la figura del Cuerpo y de la Cabeza aquí en esta carta, es retener todo de la No es una opción –que nos guste o no–, es algo establecido; usted no puede entrar verdaderamente en el significado del Cuerpo de Cristo y tener cualquier otro gobierno además del gobierno de Cristo, cualquier otro liderazgo además del liderazgo de Cristo. No puede haber deseo propio, ni elección propia, ni dirección propia, nada que venga de otro comando. No hay división en la mente de Dios entre nuestro deseo natural y el deseo de Satanás, pues son la misma cosa. En Corintios encontramos todo conectado a la tierra, de una forma carnal y almática, y todas las características que encontramos ahí es debido a una vida cristiana terrenal. En Gálatas encontramos aún cosas conectadas a la tierra, sin embargo esta vez en una forma religiosa. Cuando pasamos a Efesios, se acaban las amarras terrenales. La única palabra que gobierna es “los lugares celestiales”. Es un nuevo campo con un nuevo factor de tiempo. Pasamos de las cosas terrenales a las celestiales, y del tiempo a la eternidad. La obra de la cruz es que no hay nada de lo que se pueda gloriar en la carne. Toda glorificación en la carne, incluso de forma religiosa, es removida por la cruz. Hay una vida religiosa terrenal que quiere hacer del cristianismo algo de aquí, visto y sentido. Es esto lo que significa “en los lugares celestiales” –como son vistas las cosas desde arriba; no lo que ellas parecen ser desde el punto de vista terrenal, no como nosotros las medimos y las pesamos aquí abajo, en la tierra, sino como ellas son desde el punto de vista del cielo, como las ve el Señor elevado en las alturas. Así, si quisiéramos crecimiento espiritual, si realmente estuviéramos yendo hacia esta plenitud mayor, tendremos que abandonar esos patrones terrenales, y juicios e intereses, y llegar a la posición donde, a fin de cuentas, nada más importa que el valor espiritual. ¿Hasta qué punto una cosa tiene valor a los ojos del Señor? Podemos tomar como cierto que solamente el valor espiritual importa a Dios. el gran valor espiritual es Cristo conocido en una forma espiritual. Crecimiento es una cuestión de conocimiento de Cristo. conocer a Cristo de manera espiritual es el camino del crecimiento espiritual; no hay otra forma en la cual podamos verdaderamente conocerlo. El toque terrenal, lo hemos dicho, es severo. Este toque terrenal visto en la carta a los Corintios, significa división. “Yo soy de Pablo, y yo de Apolo, y yo de Cefas”: partidos, círculos, sectarismos, dividiendo el Cuerpo. Este es el aspecto terrenal y el toque terrenal, y nosotros siempre entramos en esta área de divisiones si nos tocamos los unos a los otros en este nivel terrenal. En Corintios y en Gálatas es judío y griego, siervo y libre, varón y hembra (Gal. 3:28). Este es el toque terrenal, las divisiones de la vida terrenal. Pero “en los lugares celestiales” no hay toque terrenal, y esto resulta en que no haya hombre terrenal. Aquí en Efesios tenemos contacto con el hombre espiritual, Cristo, y, entonces, con “el nuevo hombre”. Aquí no hay judío, ni griego: no es judío y griego traídos juntos en amistad; aquí absolutamente no hay siervo y libre; aquí no hay ninguna de aquellas divisiones, sino un nuevo hombre en Cristo. " Así, esto espiritual y celestialmente significa que conocemos a los creyentes sólo en Cristo. Nosotros no los conocemos por aquello que ellos son en sí mismos, ni por lo que son religiosamente, si pertenecen a esta o a aquella, o no pertenecen a este o a aquel. Esas cosas no entran en consideración absolutamente. Conocemos a los hermanos en Cristo, y la medida de nuestra unidad práctica será la medida de Cristo. El crecimiento espiritual, entonces, es una cuestión de distanciarse del nivel del viejo hombre, “de las cosas terrenales”, en el sentido de los corintios –e incluso religiosamente, en el sentido de los gálatas– para las cosas celestiales, en este sentido, de modo que Cristo conocido en la forma espiritual sea el terreno donde vivamos. La medida espiritual no es una cuestión relacionada aquí abajo, incluso para el Señor –su éxito, su apoyo–, sino sólo cuanto está respondiendo al pensamiento lleno de Dios de una forma espiritual. Nosotros bien sabemos que mientras las personas estuvieren más preocupadas con el mantenimiento de alguna cosa para el Señor en esta tierra –mantener las cosas caminando, construir, hacer que sean bien exitosas–, esas personas están en un campo de limitación espiritual, y mientras ellas no sean completamente liberadas de tales consideraciones con sólo un interrogante, ¿hasta qué punto esto está respondiendo a la mente plenamente revelada del Señor? Y si no fueran gobernadas solamente por eso, no puede haber real progreso y crecimiento espiritual. ¿No es verdad? Y es impresionante que las personas que están realmente amarradas con alguna cosa –alguna organización, alguna obra, alguna sociedad, alguna misión, alguna institución–, aunque sea para el Señor con toda sinceridad, si este fuera el horizonte de esas personas, si esto constituye el mundo de ellas, ellas están limitadas espiritualmente. Ellas irán hasta cierto punto espiritualmente, pero no más. Están amarradas a sus propias vallas terrenales, las cercas que limitan algo en particular. Salga de esas cosas, vaya a la amplitud eterna de Dios, del propósito eterno, y verá que todas las cercas se vienen abajo, y el crecimiento espiritual toma su lugar. Es la única forma. ¿Qué es lo que busca el Señor? No sólo cosas buenas para Él mismo, aunque sean buenas; Él busca nada menos que la gran reunión de todas las cosas en torno a Cristo como cabeza (cfr. Efesios 1:10). FIN

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