La oración ferviente - A.W. Pink

Hebreos demuestra que el perfecto sacrificio de Cristo, ofrecido una vez y para siempre, ha desplazado a las instituciones levíticas y terminado con todo el sistema judaico. Lo que caracterizaba al judaísmo era el pecado. la muerte y el distanciamiento de Dios. Esto resultaba evidente en el perpetuo derramamiento de sangre de animales ofrecidos en sacrificio. y en que la gente estaba excluida de la presencia divina. Pero lo que caracteriza al cristianismo es un Salvador resucitado y entronizado, el cual borró de la vista de Dios los pecados de su pueblo, consiguiendo para ellos el derecho de entrar en su presencia: Aunque el pacto de obras fue el primero en manifestarse, el pacto eterno (o pacto de gracia), fue el primero en origen. Cristo tiene que tener la preeminencia en todo (Col. 1: 18), por eso Dios hizo un convenio con él antes de que Adán fuese creado. Una lectura cuidadosa de la Epístola a los Hebreos mostrará que en ella se habla del “pacto” (10:29), del “pacto ... superior” (8:6), de “un nuevo pacto” (8:8), y aquí del “pacto eterno.” Aunque muchos eminentes eruditos han concluido que en todos estos casos se hace referencia a lo mismo, no puedo estar de acuerdo con ellos. Es 0 0 obvio que Hebreos 8:6 1 E13 toma el nuevo y superior pacto hecho con el Israel espiritual (es decir, con la iglesia), y lo contrasta con el primer (v. 7) pacto que se describe como obsoleto (v. 13). El primer pacto fue el que se hizo con la nación de Israel en el Sinaí (esto es, con Israel según la carne"). En otras palabras, el contraste es entre el judaísmo y el cristianismo bajo dos pactos diferentes, mientras que el “pacto eterno” es la antítesis del pacto de obras hecho con Adán como cabeza corporativa de la raza humana. Aunque el pacto de obras fue el primero en manifestarse, el pacto eterno (o pacto de gracia), fue el primero en origen. Cristo tiene que tener la preeminencia en todo (Col. 1: 18), por eso Dios hizo un convenio con él antes de que Adán fuese creado.

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