Seguridad, certeza y gozo de la salvación - George Cutting

PDF ...es posible que una persona conozca el camino de la salvación sin tener el conocimiento cierto de que ella misma es salva, o saber que es salva sin poseer siempre el gozo que debiera acompañar a este conocimiento. “¿Cómo es que siendo que no confío ni en mí mismo ni en mis propias obras, y descanso totalmente sobre Cristo y sobre su obra, no poseo la certeza absoluta de mi salvación?
¿Cómo es que si bien un día los sentimientos de mi corazón me aseguran que soy salvo, casi siempre al día siguiente me veo asaltado por las dudas, como un buque combatido por el oleaje y sin anclaje alguno?”.

¡Ah!, aquí está su equivocación. ¿Ha visto alguna vez a algún marino tratando de asegurar la nave con arrojar el ancla dentro del mismo barco? No, nunca, siempre la arroja en el mar.

Puede que tenga muy en claro que sólo la muerte de Cristo le da la salvación; pero cree que son sus sentimientos los que le dan la certeza.
Permítame que cite un versículo en la forma equivocada que la imaginación del hombre a menudo lo expresa:
“Estos felices sentimientos os he dado a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna”.
Ahora abra su Biblia y compare la anterior cita falsa con la Palabra bendita e inmutable de Dios. Este versículo que acabo de citar torcidamente, 1 Juan 5:13, dice en realidad así:
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna”.
Es el mirar hacia afuera lo que trae la paz adentro. Cuando un hombre dirige su rostro hacia el sol, su propia sombra queda detrás. No puede mirarse a sí mismo y al Cristo glorificado en el cielo al mismo tiempo. · Su salvación depende de la obra que Cristo ha consumado.
· Su certidumbre descansa en lo que la Palabra de Dios dice.
· Su gozo depende de que no entristezca al Espíritu Santo que mora en usted.
Cuando David pecó tan gravemente con la mujer de Unas, no dijo:
“Vuélveme tu salvación”, sino: “Vuélveme el gozo de tu salvación”
(Salmo 51:12).
Escribió Horacio Bonar:
El amor que por Él siento es inestable
y mi gozo mengua o crece sin cesar;
mas la paz que tengo en Dios es inmutable,
la Palabra de mi Dios no ha de cambiar.
yo varío; pero Él nunca ha variado,
y jamás el Salvador podrá morir;
en Jesús, y no en mí mismo, estoy fiado;
su bondad es la que me ha de bendecir.

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