Entrando en las riquezas de la Palabra - Christian Chen
No solamente la Palabra de Dios va a interpretar la Palabra de Dios, sino que además sólo ella nos puede enseñar cómo entrar en las riquezas de la Palabra de Dios.
Humildad no es mirarse a sí mismo como inferior: humildad es no mirarse a sí mismo en absoluto.
Si no conocemos la Palabra, ¿cómo vamos a conocer a Dios? ¿Cómo vamos a experimentar las riquezas del corazón de Dios?
Si sus padres pudieran procurar un ambiente tal, que ustedes tengan un anhelo por la Palabra de Dios, eso es lo mejor que ellos podrían darles.
En la Palabra de Dios uno no sólo ve la verdad, sino también la hermosura.
Cristo es la única piedra angular de la Palabra de Dios. Si sacamos a Cristo, no queda nada.
Si vemos Génesis, Éxodo, y Apocalipsis, Mateo, Juan, y muchas cartas, es porque estamos mirando de cerca. Pero si deseamos entender la Palabra de Dios, al mirar de lejos, vamos a ver a Cristo.
Hay estudios bíblicos, en que ellos conocen muy bien su Biblia y explican todas las Escrituras, y eso es todo. Sin embargo, es distinto con nuestro Señor. ¿Qué hizo él? Él les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
El secreto de la comprensión que Martín Lutero tenía de la Palabra, es que su manera de interpretación era cristocéntrica. Él dijo: «Toma a Cristo contigo, y vas a entender la Palabra». Esto es verdad.
«Tú no crees en los milagros porque dices que los milagros son cosas que ocurren contra las leyes naturales; entonces te pregun- to: ¿Quién va a decir lo que es un milagro o no es un milagro? Ninguna persona está calificada para eso a menos que conozca todas las leyes de la naturaleza».
¿Por qué Jerusalén es tan hermosa? Porque Dios está allí. Los cielos son los cielos porque Dios está allí. El infierno es el infierno porque Dios no está allí.
Antes de casarse todos fingen ser ángeles. Uno nunca sabe cómo es el otro; solamente cuando te juntas a vivir bajo el mismo techo, y habitan juntos, entonces tú entiendes.
Pero, hermanos, cuando la gloria se ha ido, el templo es como cualquier otra estructura; Dios va a permitir que no quede piedra sobre piedra. Esto es por el amor de Dios, porque Dios desea que la apariencia exterior y la realidad sean lo mismo.
Si en verdad oímos el lloro de nuestro Señor, conocemos la tragedia de la iglesia. Si en verdad oímos el lloro del Señor, y si nos ponemos al lado de él, si simpatizamos con nuestro Señor, si decimos «yo quiero ser uno con el Señor», entonces vamos a llorar con él.
Por eso, no critiques a tus hermanos y hermanas. El hecho de que todo estaba destruido no significa que Dios abandonó su obra y su pueblo. ¡Al contrario, Dios, en su amor, va reconstruir lo que fue destruido!
Si estudias la Biblia, y entras en la cose- cha de la Palabra, puedes hacerte conocido, no sólo en Chile, sino internacionalmente; entonces te volverás un erudito, un maestro de la Biblia. ¡Eso es muy posible! Pero ¿es esa la moti- vación correcta para estudiar la Palabra?
¿Tú estudias la Palabra de Dios porque deseas ser un gran erudito, o porque deseas revelación de la voluntad del Señor?
Cuando andamos en la carne, cuando vivimos en el viejo Adán, cuando permitimos que el viejo hombre tenga el control sobre nosotros, entonces obviamente vamos a mostrar arrugas.
Cuando la iglesia está llena de rhemas, cuando la iglesia está llena de la Palabra de vida, toda suciedad se va, todas las arrugas se van. Entonces vemos la iglesia gloriosa.
Algunas personas creen que si estamos saltando tenemos vida, si cantamos en alta voz tenemos vida. No, hermano; sólo la Palabra de Dios te va a traer vida.
Y aunque para otros jóvenes el futuro esté en Babilonia, vamos a hacernos insensatos por amor al Señor; volveremos a Jerusalén, no porque queremos ser famosos, sino porque cuando estudiemos la Palabra, cuando seamos ricos en la Palabra, por esa Palabra tendremos una iglesia gloriosa.
La Palabra vista desde cuatro ángulos Conocer la Palabra de Dios es como conocer al Hijo de Dios. Nunca se le puede observar desde un solo ángulo.
Es por eso que tenemos cuatro evangelios, para acercarnos desde cuatro ángulos distintos.
Mateo presenta a Cristo como el Rey; Marcos lo presenta como el Siervo de Dios; Lucas, como el Hijo del Hombre, y Juan presenta a Cristo como el Hijo de Dios. En Mateo tenemos el León; en Marcos tenemos el Buey; en Lucas, el Hombre, y en Juan, el Águila.
Entonces, hermanos, en el tiempo del Nuevo Testamento, nosotros
no estábamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Pero eso no
significa que estábamos sin ley. Estamos bajo la ley de Cristo,
así como Abraham estaba bajo la ley de Dios aún antes del Sinaí.
Si no hay cruz tampoco hay corona; primero es la humillación y después la exaltación.
Si deseas vivir como testimonio del Señor y no solamente
para ti mismo, debes vivir como un representante, como un embajador
para Cristo. No te representas solamente a ti mismo,
sino también a toda una nación.
Si has nacido de nuevo, entonces verás el reino de Dios, eso es visión;
es algo realmente muy objetivo para ti. Sin embargo, nuestro
Señor después dice que si alguno nació de nuevo va a entrar en
el Reino de Dios. Esto es experiencia.
Cada vez que el
Señor muestra su palabra, siempre sigue la aplicación, la experiencia.
En griego, la palabra ‘amor’ tiene tres
palabras, una conectada con nuestro físico, otra con nuestra alma
y la otra con nuestro espíritu. [eros, fileo, ágape]
La Palabra que ha sido hablada por primera vez es logos; la Palabra que ha sido hablada por segunda vez es rhema. La
palabra de verdad es objetiva; rhema es muy subjetiva, pues el
Señor te habla a ti.
Cuando el Espíritu Santo está
obrando, nunca hace su obra aparte de la Palabra de Dios; él
siempre se basa en la Palabra que ya ha sido hablada.
Sin embargo, la ‘Palabra de verdad’ es siempre el fundamento. Sin logos no hay rhema. Esto es muy importante: el Espíritu
Santo nunca habla aparte del logos; entonces cuando el logos es
rico, eso da el fundamento al Espíritu Santo para hablarnos una
y otra vez.
Pero recuerden, el logos solo no es suficiente, por-
que todo es objetivo, todo es sólo en la mente, nada es experien-
cia.
Tal como un tren que tiene rieles para mantenerlo en el camino correcto, pero no tiene el poder para avanzar, así también
ocurrirá si tú conoces solamente el logos.
Lo importante es lo siguiente: ¿estás pasando la vida de
Cristo de tu vida a la vida de otras personas? Ahora, ¿cuánto
conoces la Palabra? Probablemente la conozcas sólo de una
manera objetiva, nunca ha entrado profundamente en tu vida, es
por eso que no tiene poder. Eres un maravilloso profesor, eres un
erudito bíblico, pero no consigues influenciar a otras personas.
Cuando estudiamos la palabra tenemos el logos, entonces, de tiempo en tiempo el Señor nos habla y esta palabra es el
rhema.
Algunas veces pensamos que si tenemos el método conoceremos la Biblia. No; la persona es muy importante. ¿Quién eres
tú? ¿Quién soy yo? Esto va a determinar si seremos ricos o no en
la Palabra de Dios.
El hermano Watchman
Nee solía decir: «Si alguien no sigue al Señor no va a llegar a
ningún lugar; sin embargo, si alguien está buscando al Señor
puede ser que tampoco llegue a ninguna parte; sólo aquellos que
buscan al Señor y reciben su misericordia llegarán al fin».
Antiguamente que
rían eliminar la Palabra quemando las Biblias; sin embargo, en
los tiempos modernos vemos que la Palabra de Dios pasó la
prueba del racionalismo y de la ciencia humana, de modo que la
Palabra de Dios tiene el poder de resurrección y cuando esta es
aplicada a nosotros, lleva consigo tal poder de resurrección.
Algunas veces pensamos que estamos al final de nuestra vida
cristiana, que no podemos avanzar mas allá; sin embargo, cuando somos tocados por la Palabra, somos vivificados, somos
reavivados. ¡Gracias al Señor!
Cuando la iglesia alcance la madurez, entonces el Señor se va a presentar a sí mismo
una iglesia gloriosa. ¿Y cómo puede ocurrir esto? A través de la
Palabra. Esta palabra en el original significa rhema (palabra de
vida). Cuando la iglesia está llena de la palabra de vida, ese es el
verdadero reavivamiento. ¡Cuando eso ocurra, hermanos, el Señor regresará muy pronto!
Cuando ponemos estas dos cosas juntas, entendemos por qué
queremos estudiar la Palabra: porque hemos oído el llanto de
nuestro Señor, porque sabemos que su deseo es que la iglesia un
día alcance la madurez, y esto sólo ocurrirá cuando seamos ricos
en la Palabra. Este es el trasfondo. Está muy claro.
Muchas personas prometen al Señor que van a servirlo
cuando sean suficientemente maduros, cuando tengan terminados sus negocios en esta vida; después de eso estudiarán la Palabra, servirán al Señor. Sin embargo, en ese tiempo su memoria
ya les falla, van a encontrar muchas limitaciones ¿Por qué? Porque este mundo ha tomado la mejor parte de su vida, y solamente dan lo que resta al Señor ¡No! El Señor desea lo mejor de ti, lo
mejor de tu vida, y solamente darás al mundo lo que resta.
El hermano Watchman Nee dijo:
«Aquellos que nunca van en pos del Señor, nunca van a obtener
nada; sin embargo, aquellos que van en pos del Señor puede
que obtengan o no algo del Señor; aquellos que buscan, que
siguen al Señor, y que también reciben misericordia, ellos son
los que van a obtener algo».
Cuando estudiamos la Palabra,
el enemigo de Dios no te lo va a permitir, él te va a estorbar, él
quiere hacerte lento en la Palabra de Dios. Entonces tenemos
que decir: «Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; tu salvación,
conforme a tu dicho».
Ahora, ¿qué es misericordia? No es que
yo voy a hacer algo; sino Dios tiene que hacer algo, porque la
salvación pertenece al Señor. Cuando uno habla de salvación no
significa lo que yo hago, sino lo que el Señor está haciendo.
¡Gracias, Señor!
No pienses
que porque eres inteligente conoces la Biblia. La riqueza de la
Palabra de Dios en ti depende de tu madurez en la vida cristiana.
La cruz
opera para que nosotros disminuyamos y él pueda crecer. Así
verdaderamente creceremos.
Vemos que la Palabra de Dios se vuelve más
y más rica, ¿Por qué? Porque hemos sido tratados por el Espíritu
Santo y por el camino de la cruz. De este modo, creceremos.
Esta es la Palabra de Dios, para aprenderla, para memorizarla.
Pero, hermanos, solamente cuando nosotros disminuimos y él
crece, cuando nos volvemos espirituales, todos los logos depositados en ti y en mí gradualmente se tornan rhema, la palabra de
vida, la palabra de poder.
Nuestro
Señor trabajó sólo por 3 años y medio. Ahora, todo el mundo no
puede contener su obra.
Cuando decimos «el obrar de la cruz», significa que
hoy el Espíritu Santo aplica lo que nuestro Señor ha hecho en la
cruz y lo hace efectivo en nuestras vidas.
Si el Señor pusiera un millón de
dólares en tu cuenta bancaria, nunca preguntarías: «¿Por qué a
mí? ¿por qué a mí?». En cambio, cuando estamos sufriendo,
siempre nos preguntamos esto. Sin embargo, hermanos, es por-
que Dios ha hecho bien para contigo; entonces encuentras el
provecho en tus sufrimientos.
El rhema sigue al logos. Logos es el
principio, rhema es la aplicación; siempre es ésta la secuencia.
Entonces, cuanto más
crecemos, más pequeños nos volvemos; nosotros disminuimos
y Cristo crece. Así la gente va a ver Cristo en su hermosura en
nosotros. ¿No es esto maravilloso?
Esta es la Palabra de Dios, para aprenderla, para memorizarla.
Pero, hermanos, solamente cuando nosotros disminuimos y él
crece, cuando nos volvemos espirituales, todos los logos depositados en ti y en mí gradualmente se tornan rhema, la palabra de
vida, la palabra de poder.
No es de sorprender que algunos liberales piensen que la Biblia tiene errores. Intentan usar sus mentes caídas para criticar la
Palabra de Dios, diciendo que la Biblia está llena de errores.
Cuando cortamos la carne con un cuchillo, algunas veces tenemos dificultades, así que desistimos. ¿Cuál es nuestra conclusión? ¡La carne está muy dura! Sin embargo, nunca te preguntas: «¿Pasará algo con mi cuchillo?».
La Biblia nunca dice «tres
magos», sino que dice «unos magos». ¿Ven esto, hermanos? La
Palabra de Dios es muy exacta. Aquellos sabios vinieron desde
el oriente después de un año del nacimiento de nuestro Señor.
En la primera Navidad los magos no estuvieron allí. Cuando
vemos una representación de la primera Navidad, los magos ya
están ahí, quizás ellos tomaron un avión para llegar a tiempo...
La Palabra de Dios es pura y nosotros no somos puros, nosotros
no somos exactos.
CAPITULO 5
EL SECRETO DEL SEÑOR
Cuando el Señor habló su
palabra por medio de manos humanas, el contenido es la palabra, sin embargo, necesitamos una mano humana para expresarla.
Así como nuestro Señor Jesucristo; cuando él reprendía a la tempestad, era Dios, sin embargo, antes de eso, él durmió en la barca. Ese es el Hijo del Hombre, el Dios-Hombre.
El Señor dijo: «Las palabras que yo os hablo son espíritu y
vida», entonces, sólo podemos acercarnos a ella con nuestro espíritu; es una cuestión espiritual, no es una cuestión intelectual.
En los rollos del Mar Muerto,
después de 7.000 años, encontraron una cosa impresionante.
Descubrieron que el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios
(aparte del libro de Ester), en el hebreo, es exactamente el mismo que miles de años atrás. Hermanos y hermanas, es una cosa
maravillosa, la Palabra de Dios es muy exacta.
Por eso, cuando vamos por el camino de la cruz, nos tornamos como el odre al humo. Externamente nos tornamos feos,
sin embargo, internamente el vino está cada vez mejor.
Algunas veces somos curiosos, y no estamos preocupados
por el mensaje de la Biblia. Solamente deseamos demostrar a las
personas que conocemos mucho. Esa es una mente doble en la
Biblia, es una mente de vanidad.
Tú no deberías decir: «Yo nunca uso mi mente». No, hermano.
Si verdaderamente te tornas espiritual, descubrirás que tu mente
es muy aguda. Tu mente volverá al diseño original de Dios. Entonces, cuando estudias la Biblia una hora, significa una hora,
no significa solamente 10 minutos.
Si uno descuida la parte espiritual, entonces la Biblia se torna como cualquier otro libro. Si usas sólo tu mente, tu mente caída, llegarás a una conclusión errada, así como las conclusiones de los liberales. Sin embargo, si deseamos acercarnos a la Palabra, la mente tiene que ser renovada y la obra de la cruz tiene que tratar con nosotros nosotros para remover todos los impedimentos. Entonces tendrás el secreto.
CAPITULO 6
EL EJEMPLO DE MATEO
Es una cosa que nosotros nunca podríamos comprar: no es porque eres diligente o rico en tus habilidades naturales que podrás comprar la Palabra de Dios. Es imposible. Todo es don de Dios. Cuanto más conoces el don de Dios, más conocerás la Palabra de Dios.
¿Deseas dar el mejor tiempo de tu vida al Señor, o solamente vas a dar lo que resta de tu vida al Señor?
CAPÍTULO 7 EL PRINCIPIO DE LA DOBLE MENCIÓN
En la historia, Dios ha hablado una vez, pero hoy Dios habla una vez más a través del Espíritu a nuestro corazón.
Cuando el Señor envió a sus discípulos al otro lado del mar de Galilea, él dijo: «Crucemos al otro lado». Y, cuando ellos intentaron atravesar, hubo una tempestad. Ellos eran marineros, así que no había razón para que tuviesen pánico. Sin embargo, esta tempestad era tan grande que hasta los marineros expertos tuvieron miedo. Mientras esto sucedía, nuestro Señor dormía. Entonces ellos lo despertaron, diciéndole: «Señor, nos vamos a hundir». ¿Y qué les dijo el Señor? «Hombres de poca fe, ¿por qué no tienen fe?». Pero, ¿qué es fe? El Señor dijo: «Vamos a cruzar al otro lado». El Señor no dijo: «Vamos hacia el fondo del mar». Si el Señor dijo: «Vamos al otro lado», significa que irían «al otro lado». Aunque la tempestad sea grande, sabes que llegarás al otro lado. Eso es fe.
Cuando Dios creó a Adán, la Biblia dice que Dios creó varón y hembra, que los creó según su propia imagen. ¿Qué es el hombre? Varón y hembra. Sólo cuando el hombre y la mujer están juntos terminan siendo un círculo completo. Adán es sólo la mitad de ese círculo.
Si estás buscando tu otra mitad, tú tienes que medir el radio. Si el radio es igual significa que esa es tu otra mitad.
Entonces ¿cómo podrás resistir a la tentación? Como nuestro Señor fue tentado y venció al enemigo de Dios. ¿Saben cómo? Cuando el enemigo citó la Palabra de Dios (eso es logos, ¿cierto?), ¿qué le respondió nuestro Señor? «También está escrito» (segunda vez). Eso es rhema y por eso, con aquel rhema, por la gracia de Dios, nosotros podemos vencer al enemigo.
Por ejemplo, en el evangelio de Juan recordarán cuando Pedro negó al Señor, en torno a una fogata. La Biblia dice ‘fuego de carbón’. Luego, una mañana, después de la resurrección del Señor, recordarán cuando nuestro Señor le pregunta a Pedro: «¿Me amas más que a éstos?». Entonces descubrimos en la pla-ya otro fuego de carbón. Esto es muy interesante: en todo el Nuevo Testamento, el fuego de carbón sólo aparece dos veces. La primera, cuando Pedro negó a nuestro Señor tres veces, y luego, cuando el Señor le dijo tres veces: «¿Me amas más que éstos?». ¿No es algo interesante? Delante del fuego, Pedro negó al Señor tres veces; ahora tenemos otra vez el fuego de carbón donde Pedro no negó al Señor, diciendo: «Señor, tú sabes que te amo». Tres negaciones y tres confesiones. Dos fuegos de carbón, en estos dos fuegos de carbón obtenemos la Palabra de Dios.
La voluntad de Dios no tiene problemas en el cielo; el problema está en la tierra. Cada vez que el reino de los cielos baja a la tierra, cuando realmente descubrimos el cielo en la tierra, de ese modo la voluntad de Dios es hecha aquí, así como en los cielos, y cuando esto ocurre, aunque estás en la tierra, en verdad estás en los cielos. Es el cielo en la tierra, es el reino de los cielos.
Por ejemplo: Si deseas entender Apocalipsis, si en el contexto no logras ver la interpretación, por ejemplo: el hijo varón que ha sido arrebatado a los cielos. ¿Cómo vas a interpretar este hijo varón? Tenemos que leer el contexto, el contexto ya dice que él gobernará a las naciones con vara de hierro, esto es muy claro, esto es un hijo varón. Entonces ¿quién va a gobernar las naciones con vara de hierro? Luego encuentras que en el libro de Apocalipsis ya está explicado. Cuando nuestro Señor llamó a los vencedores, especialmente a Tiatira, dijo: «Al que venciere … yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro»; y cuando llegamos al capítulo 19 sabemos que se refiere a nuestro Señor y que él durante un milenio gobernará las naciones con vara de hierro. Así que ahora es claro: el hijo varón se puede referir a nuestro Señor o se puede referir a los vencedores. Ahora tenemos que juzgar de acuerdo al contexto. ¿Ven que es así como llegamos a la conclusión acerca de quién es el hijo varón?
Algunas veces, cuando manejas el auto, ya has puesto la primera velocidad, eso significa que quieres avanzar, y aún preguntas: ¿Debo avanzar o no? Sin embargo, ya lo has decidido; está muy claro para ti. No obstante, si estas buscando la voluntad de Dios, tienes que poner el cambio en neutro y debes preguntar al Señor si debes ir hacia delante o hacia atrás.
FIN